No sé si a mi estimado lector alguna vez le ha sucedido, que cuando las cosas no han salido del todo bien, la conciencia le indica que lo mejor que puede hacer es esforzarse mucho más por enmendar los errores, trabajar más fuerte para tener mejores resultados. Creería que esto pasa por la cabeza en cada vez que uno se sabe y siente sabedor y responsables de los errores cometidos y de sus consecuencias.
Para el técnico Messina, la mejor solución ha sido presentar su renuncia -la cual no fue aceptada por la Directiva- alegando tener vergüenza deportiva por los resultados que Águila no ha conseguido en los últimos tres encuentros, producto de 1 empate y 2 derrotas en forma consecutiva.
“Simplemente tuve vergüenza deportiva. Es la misma que puede sentir cualquier persona en su trabajo cuando trata que se vea reflejado su esfuerzo y que no se puede lograr”
Discúlpeme señor Messina, quizá yo soy un caradura para aceptar los errores y no dar un paso a un costado por la vergüenza que sienta, pero lo único que puedo ofrecer a cambio es esmerarme por hacer mejor las cosas, pero en el último de los casos es darle la espalda a un proyecto que apenas empieza y que intenta abandonar cuando apenas recibe los primeros truenos en la frente. Tampoco me parece acertado que se dejen tirados en el piso los esfuerzos que la directiva ha hecho, confió en su figura, confió en su sistema, en su juego y creo que lo que menos podría hacer -como al final ha sucedido- es continuar y terminar su contrato, sea cual sea el resultado, después Usted dirá si se hace a un lado y decide abandonar el nido aguilucho. Eso es lo que hace una persona responsable, pero no puede salir corriendo a tirar la toalla cuando la lluvia arrecia. No señor, así no.