Tuvieron que disputarse trece encuentros para que se produjera el primer empate del Mundial, pero lo peor del resultado no es la igualdad en el marcador, sino, las pocas opciones de gol que registró el encuentro que al final del tiempo reglamentario terminó sin goles y sin sabor para los nigerianos pero remarcando la alegría de sumar un punto para los iraníes.
Los nigerianos que siempre llegan a los Mundiales, con el pronóstico de hacer un buen papel, rememorando viejas glorias, como Nwanko Kanú, Jay Jay Okocha, entre otros, se vieron enredados en el ordenadísimo esquema táctico impuesto por Carlos Queiróz que le valió no haber perdido, en un grupo, en el que lo enfrenta a Argentina y Bosnia. “En las ganas y la determinación muy alta de los jugadores, que hicieron un partido fantástico desde el punto de vista de la concentración, disciplina y espíritu de sacrificio. Esa fue la estrella del equipo. Lo más importante que deja este partido es que con este ánimo, en alto, podemos sacar buenos resultados”, dijo el técnico iraní.
Nigeria, por su parte, encontró el empate como un verdadero fracaso, puesto que, por jugadores, los tiene mucho más experimentados, pero cierto es, que en el terreno de juego, cualquier cosa puede pasar, y en ese sentido, solo con el nombre o con la camiseta es imposible ganar encuentros hoy en día.
Sumado a ello, los africanos suman ya 9 encuentros sin sumar una victoria en Mundiales, después de los fiascos en Japón-Korea 2002 y Sudáfrica 2010, torneos en los que fueron eliminados en primera fase.
Para Obi MIkel, queda únicamente el reto de sumar puntos: “Debemos mejorar si queremos avanzar a la siguiente fase. Nos preparamos muy bien para este Mundial y no podemos perder ni un solo punto más en los partidos que quedan”.
Nigeria enfrentará a Bosnia, e Irán lo hará frente a Argentina en la siguiente fecha.