Primer partido de este Mundial, primer soplo de vida para Brasil, primeros tres puntos. Pero antes, hay que pasar por el localista arbitraje y la pésima compra de un penal mal cobrado, inexistente, dicho está que la verdeamarelha necesita fútbol, no ayudas.
Brasil no estaba en la cancha, envalentonado por la localía, ante un público efervescente y con ansias del “hexa”, pero perdido en las ofensivas sin retorno, Alves y Marcelo, superados en los laterales, brindaban los espacios para los siempre peligros delanteros y volantes croatas. Error. Marcelo la mete en propia puerta, un error de bulto, de desespero y denotando la ansiedad brasileña por saldar con victorias, por demostrar su poderío, pero también hacer sentir su fortaleza jugando en casa.
Así las cosas, Neymar tomó la batuta, agarró un balón en contra y con un zurdazo bajo, pero débil, marcó el empate, ante un tibio Pletikosa. A Brasil le costaba un mundo, Croacia aguantaba y se las ideaba para hacérselo pasar mal al local. Más fuerza que técnica, más rocoso que calidad de fútbol, Brasil deja atrás el jogo bonito, por la presión y la marca en salida, con un Óscar estelar, que hizo suya su función en el Chelsea de Mourinho, más ocupado por defender y robar, con largos recorridos para recuperar el balón. Así, Brasil, encontró el balón, más en el robo del cuero, que en la pérdida sin sentido de los croatas.
No había formas, o sí? Fred se derrumbó como castillo de naipes en el área croata, no hubo falta, no hubo nada, no existió un penal, fue una decisión tan insensata por parte del central japónes, el mismo que fue testigo en primera persona de la eliminación del scratch ante Holanda en Sudáfrica en el 2010. Neymar le dobló las manos a Pletikosa, tan frágil como inseguro. Era el 2-1 y la alegría y la calma se transmitió a las gradas y por supuesto a los jugadores en la cancha.
Si el partido de Óscar lo daba como el jugador más valioso, el laborioso jugador encontraría su premio en el marcador, anotaría el 3-1 con un puntazo al balón que se coló por el palo derecho del arquero, con una estirada estéril y con la sensación que pudo haber hecho mucho más en los tres goles recibidos.
Así, Brasil coronaría su soñado debut, ganar en el primer encuentro siempre es clave en un torneo, y más en un Mundial. La verdeamarelha sacó oro con poco fútbol, pero más con la lucha y la intensidad por recuperar el balón. Así, Brasil comienza a encaminar su destino, ese que busca, el hexacampeonato Mundial.