El fútbol como todo deporte sobrevive gracias al espíritu deportivo que trae aparejado, las emociones que inundan a los aficionados son incomparables y tan sólo el éxtasis de gritar un gol, invitan a pensar que el fútbol al final de cuentas, es mucho más que un deporte.
Mucho rodea el ambiente futbolero, desde niño me inculcaron que este deporte estaba llenísimo de reglas, quizá demasiadas y que limitaban para pro o contra, los deseos de victoria de cada quién, pero a pesar de ello, aprendí que cumpliendo las reglas, en un campo de fútbol, gana aquel que las cumple y las respeta.
En las gradas, el aficionado, se deja la garganta en cada partido, 90 o más minutos alentando y gritando, saltando y algunas veces incluso, maldiciendo, pero esto es lo bello del fútbol, un deporte que trasciende barreras y que en las gradas, poco importa el estatus social o económico, somos nada más, personas comunes y corrientes que nos desconectamos para disfrutar de un espectáculo limpio, sano y que tan sólo somos uno mismo, cuando al unísono nos quejamos por un fallo de nuestro delantero, por una falta no pitada y sobre todo por un gol de nuestro equipo.
La esencia del fútbol no debe ser corrompida, la pasión que enciende, las frustraciones que también genera, el amor que el aficionado le pone al gastar su dinero para disfrutar de un espectáculo el fin de semana, con su familia o con los amigos, no tiene precio, las victorias son el punto final a una ardua lucha entre 22 jugadores, entre dos aficiones, y entre todos aquellos que desde adentro o desde fuera de un estadio apoyamos una liga como la nuestra, y que cada vez más hace cuestionarse si vale la pena seguir apoyándola cuando las victorias son adjudicadas con resoluciones y acuerdos “legalistas” que destruyen la razón de ser de este deporte.
El fútbol se gana en la cancha, el aficionado asiste a un estadio por ello, el jugador también se prepara para eso, es injusto, incoherente, incomprensible, e incluso hasta hipócrita, otorgar una victoria a un equipo que naufragó durante gran parte del torneo y que no hizo los méritos suficientes para conseguir una clasificación ganando en un campo de fútbol, cumpliendo las reglas y siendo mejor que su rival.
El resultado no se mancha, el fútbol no se debe corromper, ganar en una mesa lo que no se ganó en una cancha, es cobarde, la esencia de este deporte no debe destruirse, antes, el aficionado seguirá renunciando a apoyar lo nuestro, simplemente, por decisiones como ésta.