Con la espectacular victoria en el Bernabeu en el bolsillo, el Barcelona afrontó un nuevo reto, en el derbi catalán ante el Espanyol, rival que siempre se las arregla para intentar amargarle la existencia cuando le recibe como local.
Sufrió el Barca como es habitual en este campo, los de Aguirre salieron a morder, robar, presionar e hicieron del desgaste físico el escudo de batalla para detener a un Barcelona, que a sabidas cuentas, venía con el desgaste del clásico y con titulares habitualmente en el banquillo.
Optó Martino por estirar el equipo, con Neymar y Pedro de entrada, fallón el primero hasta en las más claras, pero clave en el penal pitado a su favor que a la postre señalaría el camino de la victoria, mientras, Pedro y su vértigo generaban peligro, ante la ausencia de Messi, intermitente y desaparecido por períodos, pero que en muy poco es capaz de cambiar el rumbo de un encuentro.
Al Barca le costó doblegar el planteamiento del técnico mexicano, y que, a pesar de las diferencias técnicas de los jugadores, en el plano físico lograron mantener al margen a la visita, al menos durante la primera mitad, donde, motivados por lograr una victoria, se emplearon a fondo para imponer la presión y desarmar el fútbol y el equilibrio azulgrana.
Pero claro estaba que no se puede correr y presionar los 90 minutos, el Espanyol aquejó el cansancio en la segunda mitad, más no sin antes, poner en aprietos a Pinto, sustituto de Valdes por lesión.
Hasta la ejecución del penal, el Barca era un querer y no poder, pero una mano dentro del área le daría el tan ansiado gol, anotado por Messi que se estrenó en Cornellá, y marcó el tanto de la victoria para el azulgrana que continua a la caza del líder Atlético que también saldó con victoria su visita al Athletic.