El Arsenal puede ser considerado como uno de los equipos que por filosofía entiende la conjunción entre posesión de balón y belleza de juego, y es junto al F.C. Barcelona uno de esos referentes hoy en día en cuanto a la manutención de un estilo basado en el fortalecimiento de una idea en la que el balón es la principal arma para destruir y a su vez defenderse.
Pero a diferencia del Barcelona, el Arsenal sigue cargando la maldición en su espalda de no poder ganar un título, y es que su deuda, no solamente se extiende en la liga doméstica y sus copas, sino que además, la sombra de la derrota se extiende a la Champions, donde una vez más, ha visto frustradas sus intenciones de regresar a disputar una final.
El Bayern se encargó nuevamente de marginarlos de los cuartos de final, y suman ya tres temporadas consecutivas siendo eliminados en los octavos.
Para el Arsenal es un querer y no poder, y es que su única final de Champions, fue la que disputaron -y perdieron- ante el Barcelona dirigido por Frank Rijkaard, con Ronaldinho y compañía en el que sería el inicio de un glorioso ciclo para el conjunto catalán. Quizá el equipo de ese año, era uno de los más sólidos y con un exquisito nivel técnico que hacían de la posesión de balón el mayor atractivo de un conjunto inglés que como punta de lanza tenía en el francés, Thierry Henry, a un danzante delantero que combinaba la frialdad para definir con la precisión de un cirujano para marcar sus goles.
Ese Arsenal, se desmembró dos temporadas después, y desde entonces, su mejor participación en Europa fue las semifinales de la temporada 2008-2009 donde serían eliminados por otro conjunto inglés, el Manchester United. Mucho tiempo ha pasado ya y muchos jugadores han engrosado -y abandonado- el vestuario del Arsenal, pero no han sido capaces de trascender con títulos una hegemonía de estilo implantada por su técnico.
Cierto es, que Arsene Wegner logró edificar y fortalecer su propio estilo con el Arsenal, y es un técnico con carácter, que confía en la formación de juveniles para ser fundamentales en el esquema del equipo, y con un gran don para comprar jugadores a bajo precio y venderlos con réditos para su club, pero la deuda más grande del francés no radica en estilo, en fútbol o en lo económico, lo deportivo es lo que aún le sigue pesando a los gunners, y es que a pesar de ser un referente por filosofía, los títulos se le siguen negando.