Valorar los logros colectivos por sobre los logros individuales y viceversa. El Balón de Oro cada año deja mucha tela que cortar, se escriben ríos de tinta para analizar y sacar a luz la verdad absoluta, muchas veces empañada por aquellos que se empecinan en tejer teorías conspiratorias contra uno y a favor de otro, según del prisma con que se mire y según hacia dónde el viento en tu barca te guíe.
Que Cristiano es una máquina y un portento físico, no me queda la menor duda, en goles, marcó 69 tantos en un año calendario; Messi que se quedó casi medio año en el hospital, producto de cinco lesiones y no pasó de 45 tantos; y por último, pero no por eso un menor jugador, Ribéry, el francés que a pesar de ganar 5 títulos colectivos con el Bayern, ha visto en primera fila, cómo eso y sus 23 tantos no son suficientes para hacerle sombra al portugués o al argentino.
Se pueden debatir los criterios de elección de la FIFA, pues si nos vamos al antecedente previo, Cristiano logró su primer balón, en 2008 con la Premier League y Champions con el Manchester United bajo el brazo, un bagaje colectivo excepcional si se mira desde ese punto; ahora, en 2013, no ganó un tan sólo título con el Real Madrid, pero si llegó hasta el hartazgo anotando goles para su club. Criterios, que en los últimos 5 años han servido para servir polémica tanto como cuando Andrés Iniesta “debía” ser condecorado con el máximo premio individual por su gol en la final de la Copa del Mundo en 2010 ante Holanda -y no lo ganó-; o cuando Fabio Cannavaro logró este mismo premio tras haber quedado campeón con Italia en el Mundial del 2006. Los criterios, dan para servirse en polémica bien fría.
Cada quién podrá tener su criterio y su valoración sobre el premio otorgado a Cristiano, pero sería demasiado injusto no valorar el mérito del portugués, al mantenerse muy por encima de la regularidad y llevar a flote a su equipo en muchos encuentros, a fuerza de goles propios, cuando el barco hacía aguas en todos sus rincones. Pero aún y con todo eso, queda el paladar amargo y la espina punzante en la desigualdad existente a la hora de valorar el trabajo del francés Ribéry, ganador de todo a nivel colectivo, -al igual que Heynckes, elegido el mejor entrenador del año-, pero a quien de nada le sirvieron esos 5 títulos para ser considerado el mejor. ¿Se imaginan lo que se cruzó por la cabeza del francés al verse perdedor a pesar de ganar casi todo colectivamente?
Cristiano podrá ser ejemplo para muchos y engreído para otros, pero lejos de la valoración como persona, en términos deportivos y en la siempre mezquina comparación entre uno y otro puedo dejar dos aseveraciones: 1) Cristiano supo aprovechar el momento en que Messi estuvo ausente por lesión y ahora ha recogido un justo y merecido premio; y, 2) Messi logrará volver al nivel que tenía antes de lesionarse y nuevamente viviremos una intensa lucha, tal y como ha venido sucediendo en los últimos 4 años, donde Cristiano ha vivido bajo la sombra de Messi, y no ha sido sino, hasta hoy donde ha logrado ver la luz en la oscuridad.