No es correcto que el máximo dirigente del fútbol mundial hable sobre sus preferencias en cuanto a sus candidatos o a qué jugador prefiere para hacerse acreedor de un premio individual y tan codiciado como el Balón de Oro. Y digo no es correcto, no porque no deba expresar quien o qué equipo le gusta, porque es normal que tenga sus preferencias, – como manifestara sentirse madridista, y que además es socio del equipo blanco- pero lo que no debe permitirse es hablar tan bien sobre uno y tan poco y pobremente sobre el otro, principalmente por la investidura que representa.
Sabemos que no ha dicho ninguna mentira sobre Messi y Cristiano, es más, me atrevo a pensar, que esas declaraciones ayudan al victimismo y al ninguneo que según la caverna y el mismo portugués sufre, pero no hay nada que no se haya dicho ya y que el portugués tampoco no haya demostrado. Su chulería y fanfarronería son capaces de encender a las almas más puras y de crispar a un estadio tan solo con su particular gesto de “Calma, calma, que aquí estoy yo”. ¿Alguien se traga su victimismo después de escupir rivales, de gritar las injusticias a las que según él, su equipo sufre cada vez que enfrenta al Barça? Si usted se lo come con salsa, pues, o tiene poca objetividad o simplemente alardea de su ego al igual que el portugués. Yo no.
Las palabras de Blatter, cual guión de comedia revolvió al madridismo, a la caverna y a su presidente, que cual padre defendiendo a su hijo, exigió la rectificación del suizo, quien ni lento ni perezoso matizó sus declaraciones después que el mismo portugués le enviara un irónico saludo por medio de su cuenta de twitter. Circo.
El problema de todo es que el ninguneo a los 4 balones de oro conseguidos en la cancha y de forma muy justa por Messi no se hizo esperar, ahora, los méritos del argentino se basan en una decisión unilateral de Blatter y no por las decisiones voluntarias de los votantes para elegir al ganador con la suma de todos sus votos. Incoherente y absurdo, con la cantidad de goles de Messi y los títulos ganados colectivamente, poco se puede discutir sobre si son meritorios o arbitrarios los triunfos del argentino.
Blatter ha hecho mucho daño con sus palabras y todo esto, debo insistir, le favorece más a Cristiano y perjudica a Messi.