Debo decirlo que no pude evitar sentir molestia este último domingo mientras veía el encuentro entre Marte y Aguila. Es cierto, el Marte es líder solitario, invicto y es el que mejor futbol ha hecho en el presente torneo, por idea, por tener un proyecto serio y sólido para afrontar el duro reto de medirse -y pasarle por encima- a los considerados grandes de la liga local.
Águila fracasó en su intento por robarle el invicto, y por lo visto en la cancha, probablemente nunca, incluso, peligró. En el Cuscatlán si quedó un invicto, el de Sambulá, y lo hizo de una forma fea, desastrosa y mostrando las fisuras de un equipo que a pesar de la buena racha, terminó naufragando ante el mejor equipo del torneo. Águila nunca se sintió cómodo ante el Marte, acostumbrado a la posesión y controlar a los rivales pero que también sabe jugar al contragolpe, mientras que al aguilucho sin el balón se le hizo difícil encontrar el equilibrio entre recuperar el esférico y armar las contras mortales que mejores resultados le ha dado.
El negronaranja no pudo con el marciano, ni siquiera cuando tuvo un jugador mas en la cancha, se volvió tímido, apático y sin las intenciones de buscar el resultado, sabedor que una victoria lo dejaría a un paso de entrar en la lucha directa por un boleto a semifinales. La defensa quedo retratada en un maradoniano gol, quizá uno de los mejores del torneo, o el mejor hasta este momento, pero lejos de lo vistoso de la anotación, me queda la sensación que se pudo hacer algo más para evitarlo, quizá mucho más. De ahí en mas Aguila se derrumbó como castillo de naipes y termino cayendo estrepitosamente 3-0, impensado y decepcionante.
El domingo en el Cuscatlán quedó claro qué equipo sigue entusiasmado, creyendo y trabajando para lograr meterse en semifinales, el Marte, mientras, el otro, continúa creyendo que los partidos los ganará por nombre y por camiseta, de momento, la combinación de resultados le sigue favoreciendo para estar cerca de la clasificación pero tengo serias dudas si esta variable siga jugando a su favor en lo poco que le resta al torneo.