Su peor “error” ha sido fichar por el Barcelona y no por el equipo blanco, esta vez Floren, no pudo hacerse eco con su dinero y pagar una millonada por el que lleva el gafete de sucesor de Ronaldinho y su juego mágico y sonrisa eterna. Sus regates, sus goles, y hasta sus peinados, recorren hoy Can Barca, el Camp Nou goza hoy de una de las grandes joyas brasileñas, disputado por toda Europa, pero que decidió, seguir creciendo en Barcelona, el equipo que mejor futuro ofrece hoy en día en cuanto a títulos.
No es fácil ser Neymar en estos días, su fútbol pasa a segundo plano, gracias al periodismo ingrato que se mofa de sus regates y que con su pluma sesgada elige a quien eregir en un trono de piedra y a quien brindarle toda una campaña llena de podredumbre, asegurando que el jugador brasileño ha dejado el fútbol por el deporte acuático.
Es más fácil hacer leña del rival que está puntero en la Liga, con un récord mágico de 8 victorias consecutivas, que aún y las interrogantes incoherentes sobre su juego, sigue siendo efectivo en puntos, y mantiene la estructura y filosofía que tantos triunfos le ha dado en los últimos años en España y en Europa. Es más sencillo tirar la basura sobre el jugador brasileño, a quien en cada encuentro lo cosen y lo deshacen a patadas, y asegurar que sus regates son provocadores, cuando lo normal sería hablar del porqué el equipo blanco juega sin pies y sin cabeza y va dando tropezones partido si y partido también, y su único recurso de victoria es confiar en un tiro libre de su máxima estrella, un penal dudoso o un gol marcado cinco minutos después de haber finalizado la prórroga.
La campaña anti-Neymar es tal que es necesario recurrir día si, y día también a jugadores, ex-jugadores y técnicos para que acrediten las teorías plasmadas en contra del jugador brasileño; poca vergüenza hay que tener para valerse de recursos tan bajos, cuando las estadísticas dicen que el brasileño, en la presente temporada en el Barcelona, ha recibido un total de 36 faltas y ha cometido solamente 8, entre Liga y Champions, sin dudas que a la luz de los números algo no cuadra con las falsas teorías que surgen en su contra.
Tampoco es de extrañarse, cuando la victoria no llega en la cancha, es necesario recurrir a las excusas, a las quejas, a los lloros y a las mentiras para tapar lo pésimo que juega tu equipo. Normal.
Se necesita tener los ojos cuadrados y saber muy, pero muy poco de fútbol para no disfrutar de un jugador con la magia del brasileño, pero a veces el fanatismo y los colores… ciegan.