La Selecta de Playa ha logrado su pase a la final del Premundial y con ello se ha asegurado aún sin jugar el último encuentro, un boleto al Mundial que se desarrollará en Tahití, fruto del buen trabajo y del empeño que los muchachos le han puesto a un nuevo reto, en el que a pesar de los obstáculos han sabido sobreponerse y llegar a ser parte de las potencias del fútbol playa que han logrado su clasificación al Mundial.
Clasificar por cuarta vez a un Mundial no es tarea fácil, la primera participación fue en Acapulco 2007 donde la Selecta finalizó con tres derrotas quedándose sin posibilidad alguna de clasificar a al Mundial. Luego, en el año 2008 en Puerto Vallarta, se logró la primera clasificación, pero fue en el 2009 donde se consiguió el primer campeonato de la Concacaf, siempre en Puerto Vallarta, donde la Selección de El Salvador venció a los Estados Unidos, y con ello se clasificó al Mundial de Dubai.
El mayor logro de esta Selección ha sido sin dudas, el cuarto lugar conseguido en el Mundial de Ravenna, Italia, donde con mucha garra y entrega dejaron escrita su historia en la arena, y a pesar de no llegar a la final de la cita mundialista, el fútbol entero habló de esos “Pescadores de Sueños”, de esos humildes muchachos, con más sueños en las manos y con una gran historia detrás de sus ojos que maravillaron a cuánta gente conoció su realidad en un país tan futbolero pero tan pobre de alegrías en este deporte, como el nuestro.
Hoy, la historia continúa escribiéndose, nuestros guerreros lograron imponerse en semifinales a México, en un durísimo y táctico encuentro en el que la asfixiante marca salvadoreña hizo sacarle los colores a los mexicanos, que venían de golear a Canadá y Trinidad y Tobago pero que no habían sido exigidos como nuestros jugadores lo hicieron.
Con paciencia e inteligencia los jugadores salvadoreños apretaron a su rival hasta que el encuentro finalizó en el tiempo regular con empate 3 a 3, y en el alargue tampoco hubo goles, pero si el dramatismo de las enormes tapadas del portero salvadoreño Herbert Ramos que fue bastión y figura, y con apenas 9 meses jugando al fútbol playa, dio la talla para defender la meta salvadoreña y convertirse en mundialista.
La Selección de Playa es sin lugar a dudas, objeto de orgullo y de satisfacción para todo el pueblo salvadoreño, pero quizás lo que más se agradece es la entrega, el sacrificio, la lucha y el amor que le han puesto a nuestra camiseta. Independientemente del resultado ante Estados Unidos en la final del torneo, nuestros Guerreros, seguirán siendo campeones.