Muy difícil ver jugar al Barca de esta forma, con poco brillo, ajustado de fuerzas y forzando incluso a un lesionado Messi. Mérito tuvo el PSG que jugó sin miedo, al igual que en la ida, pero que le faltó definir las ocasiones que creó, metió una, pero tuvo incluso la oportunidad de hacer más difícil la vuelta del Barca al marcador. El PSG jugando en modo Real Madrid, marcar, robar y correr, demasiado peligro y demasiado riesgo para un Barca con una defensa en cuadro, sin titulares y con muchas bajas y con jugadores en muy baja forma física.
Poco lo del Barca, salvo Iniesta y Valdés que en su sitio hicieron su trabajo, Valdés salvó in extremis e Iniesta se echó el equipo al hombro, pero faltaba esa conjunción, la punta del diamante, Messi estaba ausente, el Barca así perdió profundidad, entre Villa y Pedro se estorbaban mutuamente una y otra vez en una defensa muy firme y que generaba poco espacio. Los planteamientos favorecieron al PSG que se puso en ventaja en el marcador, las alarmas sonaron, todos sabíamos que sería necesario forzar a Messi, y así fue.
Es tan grande Messi, que aún jugando a medio gas y en una pierna fue capaz él solo de cambiar a los dos equipos, el PSG se descubicó en defensa, no generó más llegadas en ofensivas y se desdibujó su esquema, mientras el Barca, encontró el empuje anímico que necesitaba, creció en confianza y generó más ofensiva, tener al mejor del mundo en tu equipo y en la cancha hace que el panorama cambie, aún lesionado Messi es mejor que muchos jugadores que están al 100%.
El Barca así, con sufrimiento logró su 6a clasificación a semifinales en forma consecutiva, eso sí, hay muchas cosas que se deben mejorar, falta la frescura a estas alturas de la temporada, la intensidad es punto y aparte, las lesiones han condicionado enormemente al equipo que ha logrado salir a flote con lo justo, con Messi, Puyol, Mascherano -entre otros- lesionados, mejorar lo físico en algunos jugadores es clave, ahora que la temporada apreta es cuando debe dar más de si para lograr rematar la Liga y lograr el objetivo de llegar a Wembley para luchar por la orejona.
