Siete títulos ganados por Edwin Portillo parecen tan poca cosa cuando se le ha despedido por no ganar en siete encuentros en el presente torneo, quizá una decisión tomada a la ligera gracias al resultadismo de nuestro fútbol y de la costumbre de victoria que el míster había sembrado en Metapán, cosa que para los dirigentes ha sabido a poca cosa.
El fútbol está lleno de procesos y la continuidad es la base del éxito, la buena gestión de las plantillas y de la valorización humana del jugador promete no sólo un grupo conjuntado si no una cohesión entre éstos, que va más allá de la cancha, más allá del juego hasta convertirse en una verdadera familia, así trabajó Portillo en su etapa con Metapán, edificó un equipo y poco a poco lo fue retocando hasta conseguir la fórmula del éxito, la continuidad para él, fue clave.
Existe tan poca memoria en nuestro fútbol, pero más aún en los dirigentes que de los dientes hacia afuera se permiten estos desajustes, despedir a un técnico ganador como Edwin Portillo cuando fue candidato a dirigir a la Selección Nacional, que ayudó al Metapán a entrar a la historia del fútbol salvadoreño, un tipo serio y muy conocedor del carisma del jugador local, en lo personal me parece una decisión arrebatada, sobre todo después de todos los títulos que el Metapán ganó con él como técnico.
No creo que a Metapán le sea fácil volver a tener una época dorada de triunfos como la vivida con Portillo en el mando, pero lo que si es seguro que Edwin Portillo estará dirigiendo nuevamente, y más temprano que tarde volverá a levantar un trofeo y se lo dedicará a otra afición, a otro equipo que crea en él y sea capaz de tener un proyecto a largo plazo, serio y capaz de soportar las derrotas para llegar a la victoria, en la forma en que a él le gusta trabajar.