El Barca cayó en el partido de ida ante el Arsenal, jugando quizás no a su mejor nivel, pero por momentos dio la impresión de jugar sobrado, muy confiado y sobre todo con muy poca efectividad de cara a gol. Solo el gol de Villa le quitó la presión que el Arsenal ejercía en la primera mitad, de ahí en adelante, el Barca se posesionó del balón y en sus rondos el Arsenal unicamente veía como el balón pasaba entre sus líneas sin poder siquiera detener las jugadas en ataque del Barca.
El medio tiempo le cayó como anillo al dedo al Arsenal, pues volvió con una actitud electrizante para la segunda mitad, con un ataque explosivo y con intención de ir por el resultado, mientras el Barca en los pies de Messi desperdiciaba una y otra oportunidades de aumentar el marcador, jugadas que en tiempos de calma el argentino siempre había sido muy capaz para resolver sin ninguna prisa, esta vez, el pasillo de las oportunidades falladas se cebó con la pulga.
Los minutos corrieron y el Arsenal movió sus fichas, Wenger apostó por la ofensiva mientras Guardiola quiso cuidar el resultado y pobló la media cancha, sacando a Villa, con esto el Barca perdió mucho, el Arsenal se le fue encima y tan solo era cuestión de esperar que el tanto del empate llegara. En un pase al espacio a espaldas de un despistado y flojito Piqué, el peligroso Van Persie anotó con un zurdazo potente que se coló entre el palo corto de Víctor Valdés que no cuidó con esmero y esto le costó la resurrección “gunner”.
El segundo gol llegó como consecuencia de un formidable contragolpe jugado bien por el Arsenal, el Barca pagó carísimo el querer cuidar el resultado y recibió un palo tan grande al verse abajo en el marcador con tan poco tiempo por jugar. Nunca tuvo reacción y no pudo por consecuencia, empatar el encuentro. Ahora deberá buscar el pase a cuartos de final en su estadio. La vuelta se juega dentro de 3 semanas.