El libro de un sacerdote católico polaco que defiende el “sexo divino” se ha convertido en éxito de ventas y ya ha sido bautizado el “Kama Sutra católico”. Brinda consejos teológicos -pero también muy prácticos- a los esposos que quieren darle un toque más “picante” a su vida sexual.
En el libro, titulado “El sexo que no conoces: para parejas casadas que aman a Dios”, el padre franciscano Ksawery Knotz intenta mejorar la relación sexual de maridos y esposas creyentes, reforzando la idea de que tener buen sexo es clave para tener un buen matrimonio.
Knotz busca evitar que el sexo se convierta para los casados en algo aburrido, puesto que -dice- es algo santo, que “debería ser picante, sorprendente y estar cargado de fantasías”.
En su página en internet, en un apartado titulado “la teología del orgasmo”, el monje afirma que éste puede asemejarse a la felicidad del cielo.
Este abordaje novedoso de “El sexo que no conoces…” mereció comentarios positivos de un jesuita en Argentina, quien en conversación con BBC Mundo dijo coincidir “plenamente” con la visión del sexo que predica Knotz. Por su parte, un sacerdote del Opus Dei en México resaltó la importancia del tema, pero dijo que él no entraría en detalles.
Es que el padre Knotz es bastante gráfico a la hora de describir la “divina unión”, y se aventura en un territorio que muchos católicos consideran tabú.
“Algunos, cuando escuchan hablar de la santidad de la relación sexual de los esposos, inmediatamente se imaginan que ese sexo está desprovisto de placer, juegos frívolos, fantasías o posiciones atractivas”, escribe.
“Piensan que debe ser triste, como una vieja canción de iglesia”, agrega.
“Todo acto -caricia, posición sexual- que tiene como objetivo la exitación del cónyuge está permitido, y agrada a Dios. Durante el acto sexual, el matrimonio puede demostrar su amor de todas las formas posibles, y brindarle al otro las caricias más deseadas”, reza Knotz en su libro.
“Esto puede incluir estimulación manual u oral”, afirma.
El padre Ruiz afirmó que la doctrina de la Iglesia Católica recomienda a los sacerdotes atenerse a “lo doctrinal, lo pastoral o lo relacionado con la conciencia”, puesto que “no somos médicos, abogados ni psicólogos”.
De todas formas, coincidió en que “es una necesidad, un bien y un valor” que se traten las relaciones sexuales del matrimonio, ya que “son muy importantes para que los esposos mejoren su trato y cuando falta esta intimidad pueden surgir una serie de problemas”.
Con Knotz y Ruiz coincidió el cura jesuita Enrique Fabbri, capellán del Colegio El Salvador, en Buenos Aires. Fabbri, quien lleva cerca de 50 años aconsejando a matrimonios, recordó que el sexo es parte “constitutiva del sacramento”, hasta el punto que la Iglesia Católica llega a anular los matrimonios en que la unión sexual no se da.
El acto sexual debe ser “pleno, alegre, generoso, juguetón y hasta con una pizca de humor. Respetando siempre al otro, se podrán sobrellevar esos momentos en que las cosas no salen bien”, dijo Fabbri.
“Las parejas casadas celebran el sacramento y su vida en Cristo durante el acto sexual”, asegura Knotz.
“Decir que el sexo es una celebración del sacramento del matrimonio eleva su dignidad en una forma excepcional. Semejante afirmación sorprende a la gente que ha aprendido a ver la sexualidad con malos ojos. Es difícil hacerlos comprender que Dios también está interesado en que lleven una vida sexual feliz, y que les ha dado un regalo en esto”, agregó el fraile polaco.
El padre Ruiz explicó que “hace unas décadas estos temas no se trataban abiertamente, antes quizá eran un tabú o incluso se satanizaban las relaciones sexuales. No estaba proscrito sólo en el ámbito eclesial, sino también en otros ámbitos”.
Según este sacerdote del Opus Dei, “ha habido un giro en el derecho canónico, que antes se centraba más en el aspecto procreativo y ahora matiza, e incluye más la relación de pareja”. A su entender, esto se debe a que en los últimos dos siglos se abordaron distintos campos del conocimiento con ópticas nuevas, de forma que el desarrollo científico y tecnológico, de la mano del avance teológico, contribuyó a ver este tema con otros ojos.
El sacerdote juesuita lo formula así: “La iglesia somos todos y algunos han estado demasiado centrados en el hijo, hasta el punto que llegan a ver como peligrosa esa entrega corporal. No así el Papa Juan Pablo II. Yo tampoco”.
“Yo no creo que el hijo sea el objetivo central de esa entrega, sino que es fruto de ese acto, que es generoso, juguetón y chispeante, y al mismo tiempo, con fair play, sin trampas ni infidelidades”, dice el padre Fabbri.
El padre Knotz enfatiza que su libro no se aparta de la postura de la iglesia Católica. Desaconseja el uso de preservativos, afirmando que “llevan al matrimonio fuera de la cultura católica, y promueven un estilo de vida completamente distinto”.
En cuanto a aquellos que ponen en duda la experiencia de un monje célibe en materia sexual, Knotz desestima su argumento, explicando que ha asesorado a muchos matrimonios y que incluso administra una página de internet en la que se brindan consejos sexuales.
“No se requiere tener una insuficiencia cardíaca para ser cardiólogo, ni ser alcohólico para trabajar como terapeuta”, se defiende.
Su condición de fraile parece no haberle importado a muchos. De hecho, su libro, que ha sido respaldado por la iglesia Católica polaca, se ha convertido en un éxito de ventas.
La editorial Sw. Pawel ha encargado una redición luego de que la primera tirada desapareciera de los estantes de las librerías, y maneja la posibilidad de traducirlo a otros idiomas.