Ronaldinho por fin debutó en su país natal, en el Flamengo, ante una hinchada que le dió un caluroso saludo con un gran mosaico y donde no fallaron los fuegos artificiales. Sin dudas que al que fue Balón de Oro y todo un referente del fútbol mundial, sobre todo durante su estancia en Can Barca, la falta de forma aún le pesa, pero eso no fue impedimento para que se adornara con sus taconazos a las que nos dejó tan acostumbrados, a sus un poco más lentas bicicletas, pero su muy referente sonrisa.
Su equipo ganó Dinho se despidió de su afición bajo un enorme aplauso. Ronaldinho ha perdido su forma, pero no su sonrisa.