La selección Argentina, los dirigentes, jugadores, los aficionados, creo que todos quisieron y aceptaron que el elegido para tomar las riendas del conjunto albiceleste, -quizás- lo más sagrado para el fútbol argentino, era Diego Maradona, por su trayectoria como futbolista por ser considerado como uno o el mejor -para muchos nosotros- futbolista de todos los tiempos.
Bien sabido es, que en esto del fútbol, para dirigir un equipo no es solamente sentarse en el banquillo y decir a los cuatro vientos lo que fuiste, esperar que los muchachos hagan el trabajo y que tus rivales caigan derrotados sin sudar una gota en la cancha, no, no es así.
Diego cometió el error de no analizar sus rivales, de no conformar un equipo sólido, capaz de reponerse ante marcadores adversos, de no estudiar las modificaciones que debía hacer cuando estuviera con el agua al cuello, Diego simplemente, esperó que sus jugadores le resolvieran el partido.
Los goles llegaron, ante Corea, ante Nigeria, ante México, producto de intervenciones individualistas pero no de juego colectivo, y que a su vez opacaban los grandes agujeros en defensa que poco a poco se venían deslumbrando hasta que apareció Alemania, nuevamente el fantasma del 2006 rondó por nuestras cabezas, un rival tosco y duro, simple y efectivo, maniató y humilló por completo a los jugadores argentinos, en defensa fueron una coladera, Otamendi y Heinze, simplemente fueron dos policías de tránsito en una autopista, dieron vía por todos lados, perdían de 5, 4, en la media cancha no daban un balón por bueno y adelante, simplemente los goles nunca aparecieron, Messi naufragó una y otra y otra vez ante los relevos defensivos de los alemanes, Tevez corrió mucho, y nunca encontró un referente con quien hacer la sociedad, Higuaín no pudo con el físico alemán. A la Argentina le faltó un creativo, Verón era el llamado, porqué nunca lo metió será un misterio, como el de Pekerman cuando sacó a Riquelme en el 2006 y terminó perdiendo el encuentro y quedandose eliminado otra vez.
La culpa no es de Messi, sino del técnico, por llevar un equipo desequilibrado, por no saber leer los partidos, porque su mano no apareció cuando el equipo más lo necesitaba, simplemente, la mano de Diego nunca llegó a ayudar a sus jugadores.