Criticado por la falta de gol, por la desesperación que muestra en cada partido por no anotar, a pesar que en el partido anterior marcó ante el Zaragoza -pero de penalti- la sensación de angustia por volver a probar el sabor de un gol de jugada se dibujaba minuto a minuto en la boca de Ibrahimovic. Para colmo, el encuentro estuvo trabado, con pocas llegadas, ante un Osasuna que le presionaba y en serio la salida, también la poca precisión en las entregas eran un duro golpe para los jugadores catalanes que poco y nada pudieron hacer en el primer tiempo.
Pero para el segundo tiempo, las cosas cambiaron, salieron Henry y Busquets, y entraron Pedro y Keita respectivamente, y el centro del campo pasó a ser propiedad exclusiva del Barca, las jugadas llegaron pero no así el gol, hasta que al minuto 73 apareció Ibra para meterla al fondo de la red, y saciar así -por el momento- la asuencia de celebraciones. Ibra fue inmediatamente sustituido por Bojan, y quien anotaría el segundo gol del Barca al minuto 88, nada mal para ponerle presión al Madrid que se la juega en el campo de Getafe y el domingo recibirá la visita de su hermano y vecino el Atlético de Madrid, mientras el Barca tendrá una complicada visita al campo del Mallorca.