Una de ellas son las corridas de toros, aún no me cabe en mis dedos de frente, en mi cerebro o donde demonios sea, cómo un puñado de gente puede disfrutar al ver a un pobre animal corriendo de un lado a otro, al ser engañado por un imbécil que se viste como marica, con ropa ajustada, y que se la pica de chivo-culo, esquivando al pobre animal, mientras se cubre con un trapo rojo para hacer enojar al animal y que este lo siga hasta quedar exhausto. Ya destrozado de tanto correr, el tipejo éste opta por clavarle sus espadas al animalito que seguramente morirá desangrado y destripado.
Lo peor de todo son los otros imbéciles que se sientan en un estadio, o donde chingadas sea, para ver esta atrocidad y gritarle olé y olé y olé, como si en verdad fuera tan grato ver sufrir a un animal para que nos haga llegar a nuestro éxtasis.
Lo bonito de todo es cuando el animal no es tan bruto como los humanos y decide no dejarse engañar por el miserable trapo rojo y embiste al torero y le clava los cuernos en las bolas y hasta en el trasero. Yo me pregunto, nos gustará a nosotros que nos vean la cara de estúpidos siguiendo un pinche trapo rojo de un lado a otro mientras nos meten las espadas por la espalda. Creo que no.
Si a ti también te molesta, simplemente manifiestate en contra y no asistas a estos ridículos espectáculos.