TEHABLODEFUTBOL.COM Cuesta definir razones para entender el porqué se perdió este Clásico, pero es muy difícil conseguir el pleno de victorias cuando bajas la intensidad, cuando te ahogas en la salida y cuando en el peor de los casos te quedas sin piernas en los 20 minutos finales del encuentro.
El Barca fue hoy una copia de sí mismo, más sombra que luz, más dudas que respuestas, y eso ante el Real Madrid no solo es pecado mortal sino que, es para dispararse en un pie y quedarse preguntando qué pasó.
Cuando la ida de Champions ante el Atleti se asoma en la esquina, el Barça firmó un papelón de esos que asaltan dudas y perturban y nublan el pensamiento.
Es imposible creer que Suárez pueda fallar una llegada tan clara como el bombón que Neymar le regaló en los minutos iniciales del encuentro, o que Piqué se haya descolgado fácilmente de Pepe en su gol, y haya sido incapaz de medir un balón aéreo y se lo haya dejado en bandeja a Benzemá para el empate, o que Alves haya saltado a cazar aves y Cristiano se quedó solo y su alma para definir el gol que a la postre daría la victoria al Madrid en el mismísimo Camp Nou.
Excusas se pueden encontrar y muchas, virus FIFA, rotaciones, cansancio en las piernas, etc., pero todas sobran cuando a tu rival también le aquejan las mismas condiciones y debe afrontar un partido en igualdad de situaciones. Simplemente el Real Madrid jugó un partido inteligente y pegó en los momentos donde el Barça fue endeble y una copia barata de sí mismo.
No voy a hacer sangre del árbol caído, pero frente a la semifinal de Champions esperando en la esquina no se puede ir caminando, con la camiseta como escudo y con el pleno de victorias como principal argumento, si no hay intensidad ni hambre es imposible poder seguir el camino hacia un título. El Barça hoy careció de esto y poco más, faltó Messi a la cita, como también Suárez o Neymar, quizá aquejados por el largo viaje a sur América, quizá, pero ni así se puede justificar, es irresponsable, incoherente y también una excusa cobarde.
El Barca “regaló” el final del encuentro, 20 minutos en los que se dejó trepar al Madrid en la nuca y no fue capaz de responder a los golpes, le tocaron la puerta y nunca pusieron un escudo o un cambio táctico para mermar sus avances. Así, el gol cayó y el clásico y los tres puntos se fueron rumbo a Madrid.
Lucho deberá recomponer a los suyos, en moral y en lo físico. Aunque él mismo decía que “lo que más calienta a un culé es ganar el clásico”, por hoy, fueron más palabras y pocos hechos. Ojalá y ante el Atleti si se vea a lo que este equipo aspira, de lo contrario, lo pasaremos mal, muy mal.