TEHABLODEFUTBOL.COM Cuentan que los españoles trajeron espejos a nuestras tierras para llevarse nuestro oro.
Maradiaga vino a El Salvador prometiendo una clasificación al Mundial, una promesa rota, sin cumplir, y que ahora se ve abonada con la mentira que podemos vencer a México y Canadá en los dos últimos encuentros de la eliminatoria, pero en el trayecto habrá que bajar a todos los santos del cielo para que se dé una combinación de resultados para que ese milagro ocurra.
No hay peor mentira que aquella promesa que se dice hasta el cansancio y finalmente no se cumple. Maradiaga ha firmado con esta selección uno de los peores descalabros que se recuerdan.
Si bien, el camino a la hexagonal conducía al fracaso, ayer en Honduras se formalizó el menoscabo de una generación llamada a dar “algo más” que una eliminación en el camino hacia un Mundial. Sin propósitos, sin ideas, sin identidad.
Honduras nos cogió confesados, y con ello, el descalabro no fue peor, “solamente” la eliminación plenamente anunciada desde hace ratos.
Ramón anunció a los cuatro vientos que podemos vencer a México y a Canadá, y yo sigo preguntándome si existe algo de cordura en sus palabras o nuevamente viene a ser una promesa rota a punto de desvanecerse como el agua entre las manos.
La venta de espejos, desde mi punto de vista, ya caducó. Y a día de hoy si se quieren llevar nuestro oro tendrán que ofrecer algo más. Maradiaga, por amor propio debería dar un paso al costado, como también los federativos que no han propuesto nada por mejorar el camino tenebroso y de angustias que llevamos transitando desde mucho tiempo atrás, y al mismo tiempo, aquellos jugadores que se la llevan de divos y superestrellas del fútbol también deben irse. Si no cumple en la cancha no hay para donde. En cualquier lugar del planeta si no cumples con la parte del trabajo para la que te contratan te vas fuera. Tan simple como eso.
Una vez más nos han visto la cara, nos han vendido promesas, nos han dado espejitos y nos hemos quedado sin nada, con una selección eliminada, a la que aún le restan dos partidos para culminar un nuevo fracaso.