TEHABLODEFUTBOL.COM Es muy difícil creer que la Selecta está a casi dos días de sellar su futuro entre la eliminación y la esperanza.
Dicen que esto último no se debe perder y debe ser un aliciente para superar cualquier obstáculo que se tenga enfrente.
En el caso de la Selecta, la esperanza más que una motivación, es una incertidumbre, pues muy poco se sostiene entre la ilusión y la realidad de saber que Honduras no es un rival fácil y que también viene a conseguir una victoria que lo mantenga en ruta a la clasificación.
Los dirigidos por Maradiaga se juegan mucho ante sus paisanos, pero más que pensar en un corto plazo, es el futuro lo que preocupa. Creo, a nombre propio, que esta Selección tiene casi perdida la serie, y que, ganar el viernes y la semana siguiente no va a tapar las miserias en que se desenvuelve nuestro fútbol, como tampoco lo haría una hipotética clasificación a un Mundial, al menos no al del 2018.
En el futuro lejano la premisa debería ser partir de reestructurar todo lo que conlleva el seleccionado nacional, invertir más en las bases y en pensar en un verdadero compromiso por cambiar el orden de las cosas, al final de cuentas, el producto es lo que vale, pero en nuestro caso, los fracasos vienen siendo el resultado a la pésima administración por parte de los designados para cambiar el orden lógico de procesos y estructuras.
Honduras no será un rival asequible, ni de lejos, pero puede ser más un verdugo y un acta de sentencia para los nuestros, para el país y para nuestros grandiosos “procesos”, y no queda más que aferrarse a la idea que a estas alturas del partido, vale más caer ahora y cambiar, que ganar y seguir en la misma línea como se vienen haciendo las cosas desde hace casi 4 décadas.