El Salvador llora, San Miguel llora, todos los aguiluchos lloramos y sufrimos por la impotencia de ver al MEJOR EQUIPO DE EL SALVADOR perder la final ante el FAS, que se vio favorecido por el madruguete a los 30 segundos y anotar el primero del encuentro.
El Aguila entró dormido, y le costó casi 20 minutos retomar el balón y moverlo por los costados, pero aún así no logró remontar hasta el segundo tiempo con un gol de Nicholas Addrely, que si bien marcó la superioridad del Aguila sobre el FAS, que nunca, -excepto los primeros 15 minutos y en la parte final cuando el Aguila se quedó con uno menos- se mostró siquiera ser superior en juego sobre el cuadro aguilucho.
Tiempo extra y sufrimiento continuo, autogol y remate, 2 goles en 2 minutos y el 3 a 1 que ponía “el cartel de liquidado” según Eugenio Calderón en su narración.
Aún contra todo pronóstico, el Aguila logró el descuento con otro gol de Addrely que demuestra haber sido el gran centrodelantero que en San Miguel tanto se ha buscado, pero no fue suficiente, la expulsión de William Torres Cabrera que tuvo que derribar a Williams Reyes para evitar el cuarto y definitivo gol, mermó una nueva reacción del cuadro migueleño y con esto las aspiraciones de conseguir siquiera el empate se esfumaron.
Inmerecido e injusto -para mi- pues por juego el Aguila demostró tener un equipo más conjuntado, pero en definición, el FAS se lo llevó por delante.
Ni modo, la próxima vez será.
GRANDE AGUILITA¡¡¡