Estamos a las puertas y a poco menos de un día para que de inicio el Torneo Apertura 2015, un torneo que comenzará con las mismas interrogantes de siempre: ¿Quién será el campeón?, ¿Quiénes serán los animadores?, ¿Águila, Alianza, FAS, Metapán llegarán lejos?, ¿Podrá Santa Tecla revalidar su título?
Hasta que el balón no comience a rodar y se de el pitido inicial en la cancha de San Sebastián, el torneo nos invita en primer lugar a estar presentes, a esperar que esta vez el espectáculo se viva en la cancha de principio a fin, que desde la primera a la última jornada, la violencia en las gradas no sean noticia, que los inadaptados opten por vivir el fútbol y no condicionar un espectáculo familiar a la huída de los estadios y a la ausencia de la afición, incluso en los partidos que el calendario señala como los mejores del torneo.
Por otra parte, esperamos que jugadores y equipos den el 110% en cada encuentro, que la monotonía y el aburrimiento no se apoderen de los 90 minutos en una cancha de fútbol, que hayan goles, que haya emoción, pero sobre todo que prevalezca la competitividad y el deseo de ganar cada encuentro de principio a fin, el aficionado pide mucho, pero a la vez, está hambriento de tener fútbol, pero del bueno en el torneo de la primera división.
Ojalá y los equipos también sepan reconocer el trabajo de sus jugadores, que lo monetario deje de llevarse las primeras planas de las noticias, que los jugadores -trabajadores per sé- reciban su salario como se debe, a la hora y en la fecha indicada en sus contratos, que las medidas de presión por bajo rendimiento no sean el látigo que castiga los pésimos resultados en un equipo, esa no es la solución. Ojalá y el torneo sea dadivoso con los equipos, que las taquillas aumenten y sirva aunque sea en lo poco para palear la difícil situación económica que muchos equipos de primera atraviesan.
Ojalá y por fin, el fútbol nacional recobre la vida y el plus de antaño, que valga la pena para el aficionado pagar su entrada para sí y su familia, que se disfrute de principio a fin cada minuto del fútbol que tanto amamos.
Son sólo deseos, pero hasta que el balón no comience a rodar el día de mañana, seguiré con la esperanza y el sueño que nuestro fútbol mejore y sea un digno espectáculo para todos los que en cada vez ponemos un pie en los estadios.