Colombia, con gol de Jeison Murillo, venció 1-0 a Brasil y se tomó doble revancha en la Copa América. Por un lado, se recuperó de la caída ante Venezuela por el mismo resultado en el debut y, por otro, derrotó al equipo anfitrión del Mundial 2014, que lo había dejado afuera en octavos de final.
La victoria de Colombia tuvo sabor a desquite y fue la primera después del triunfo que logró en otra Copa América jugada en Chile en 1991.
Colombia, que había perdido en su debut, recuperó las opciones de clasificación a los cuartos de final y Brasil, esta vez apagado y en un partido gris de Neymar, se complicó.
Pekerman lo avisó en la víspera del partido: las opciones de Colombia dependían en gran medida de que la pelota no le llegara a Neymar y en función de esta premisa, Carlos Sánchez y Edwin Valencia hicieron una labor ingente para aislar a la estrella de Brasil.
Sin las libertades del primer partido, Neymar sólo dispuso de una ocasión de gol clara en la primera parte y, aunque trató de echarse el equipo a la espalda, no logró romper a una Colombia bien plantada y que conoce bien a Brasil.
La selección colombiana, sin los destellos de juego brillante de hace un año en el Mundial, tuvo criterio para buscarle la espalda a los brasileños con los balones largos de James Rodríguez y supo aguantar con firmeza en la segunda parte, cuando el equipo de Dunga se echó arriba a la desesperada.
El corte en el centro del campo le permitió a Colombia lanzarse al ataque con peligro, siempre capitaneada por un James Rodríguez que fue notable en la distribución de balones largos, hacia Falcao y Teófilo Gutiérrez.
En la primera parte, Colombia tuvo mucha más presencia en el área rival que un Brasil que se sentía ahogado por la presión ejercida sobre Neymar, el único jugador de su equipo que creó apuros.
Atascados los pases hacia el delantero, Neymar tuvo que retrasar posiciones para recibir el balón, pero entonces se encontró cerrado el camino hacia el área y, en consecuencia, Brasil tuvo muchas más dificultades para progresar.
Willian, por la derecha, y Fred, por el centro, fueron incapaces de superar la marca de los volantes colombianos, en especial de Carlos Sánchez, que se agigantó en la presión y las recuperaciones.
Más cómoda en el campo, Colombia avisó primero por medio de sendos tiros lejanos de Sánchez y Falcao y después con un remate de Cuadrado luego de una gran triangulación entre James y Teófilo Gutiérrez.
El juego fluido de los cafeteros arrancó “olés” de los colombianos que abarrotaron el estadio Monumental, pero el primer gol llegó en un balón parado, una falta lanzada por Cuadrado hacia el área que remató Murillo.
Poco después, el arquero David Ospina salvó la única ocasión clara de la que dispuso Brasil en la primera parte, un remate en plancha de Neymar con el que coronó un contraataque.
Una de las peores noticias para Brasil ocurrió justo antes del descanso, una tarjeta amarilla a Neymar por la que se perderá el crucial partido contra Venezuela del domingo.
Para tratar de sacar a Brasil de su letargo, Dunga dio entrada a Philippe Coutinho en el descanso en el lugar de Fred y la Canarinha, por primera vez en el partido, comenzó a asentarse en el campo contrario.
Un error defensivo entre Murillo y Ospina propició la mejor ocasión para Brasil, pero Firmino, en su primer partido oficial como titular, la desperdició al rematar por encima del larguero a puerta vacía.
Para entonces, Colombia ya había dado un paso atrás y progresivamente cerró aún más las líneas para contrarrestar los intentos de Dunga de plagar de delanteros su equipo, que no tuvieron fruto.
Tras el pitido final, Neymar propinó un pelotazo a Pablo Armero,que provocó el rechazo de los jugadores colombianos. Carlos Bacca empujó al astro del Barcelona y a continuación se desataron incidentes. El árbitro Enrique Osses enseñó la tarjeta roja a Neymar antes de ingresar en el túnel y a continuación hizo lo mismo con el sevillista Bacca. (EFE)