Para muchos un desacierto, para otros la confirmación que un acento en nuestro país vende más y que, a ciencia cierta, la rueda de caballito sigue girando sin encontrar un punto de inflexión y una verdadera catarsis para nuestro fútbol.
Muchos, en su momento -incluido quien ahora escribe- pidió un técnico local, porque conoce el medio, conoce a los jugadores y pues bueno, ¿quién más podría saber donde apretar las tuercas flojas de nuestro maltrecho fútbol? Pero finalmente, el elegido no fue un técnico local, sino más bien, uno ajeno a nuestra realidad, un primermundista acostumbrado al libreto y guión del Barcelona y de otros más que se agregan a su lista. Pero, en esencia, su contratación, para bien o para mal se hizo efectiva y hasta ayer (12 de mayo) el técnico Albert Roca cumplió un año al frente del barco azúl y blanco de la Selección.
En el camino, lo rememorable viene a ser la calidad de los rivales a los que ha enfrentado nuestro combinado nacional, Costa de Marfil, España, Ecuador, Colombia, Argentina, y en el mes que viene, se enfrentará a Chile, un menú deseado por cualquier técnico y por cualquier jugador. La vitrina hacia el mundo está ahí para los jugadores, pero en el fondo lo aprendido podría venir terminando en nada, o si se quiere ser menos catastrófico, un poco en cuanto a los fogueos por enfrentar a selecciones de primer orden.
En este camino, el catalán ha dirigido 13 encuentros, con un saldo en rojo de 4 victorias, 1 empate y 8 derrotas, con 11 goles a favor y 20 en contra. Números desfavorables para cualquier técnico, pero que, de alguna forma, son el reflejo del proceso que se intenta desarrollar y siguen siendo parte de la preparación y de la reconstrucción de la Selecta, esa misma que se destruyó a causa de los amaños y que intenta volver a recuperar la fe de la afición salvadoreña.
El objetivo más cercano es la Copa Oro y también las eliminatorias a Rusia 2018, donde se espera que se haga un buen papel y se consigan los objetivos que Roca, la FESFUT y los mismos aficionados deseamos por el bien de nuestra Selección.