Habilitación perfecta para Messi al espacio y asistencia del argentino a Suárez, quien, con una definición fenomenal de tres dedos y por bajo, puso el partido de cara y la sensación que sería una plácida noche para el Barça ante el Valencia, cuando aún no se contaba el primer minuto de juego.
Todo esto fue un espejismo, ya que el Valencia, quizá, de lejos, uno de los mejores rivales que hayan pisado el Camp Nou esta temporada, no por resultados sino por fútbol, maniató al Barça durante la primera mitad, tiempo en que la media cancha azulgrana sufrió para construir su fútbol.
Le bastaron dos goles al Barça, uno demasiado lejano del otro, al minuto 1 y al 92, el principio y el fin, pero entre ambos extremos, el guión del encuentro dejó sentenciado que a este equipo se le nublan las ideas, pierde la claridad y sobrevive de transiciones demasiado opuestas a sus cercanos tiempos de gloria, donde los rondos y el tiki taka era el génesis y el sello del cuadro azulgrana.
Esta vez, el Valencia, cargado de orgullo y de ideas claras, lo tuvo por el cuello al Barça, demasiado estéril y escudándose en Bravo, arquero que día si y día también saca las papas del fuego a Luis Enrique y los suyos cuando el fuego les quema las pestañas. Los visitantes inquietaron y tuvieron hasta seis ocasiones claras de gol en la primera parte, pero entre el chileno y la poca efectividad del conjunto ché naufragaron en sus intentos y dejaron con vida a su víctima.
Si para la segunda mitad las cosas cambiaron, el Barça nunca se sintió cómodo, a sabiendas que su rival mordía en cada centímetro del terreno de juego, y sólo bajaron su intensidad, precisamente cuando la falta de oxígeno y la frescura de ideas doblegó a las ganas de buscar el empate. Solo así el azulgrana logró sentirse a gusto, manejando el balón lejos de su portería y cuidando el resultado.
Lo resolvería Messi, que anotó su gol 400, cuando el partido moría y la necesidad de terminar el encuentro comenzaba a rodear el cuello de los del Barça. Así, lograría mantenerse a flote, abrazado a la punta y cosechando una victoria en una nueva final, esas que debe jugar hasta que termine la temporada.