Mucho hemos dicho hasta el hartazgo, que la base de todos los procesos que se inician en nuestro fútbol deben estar ligados con la continuidad, y es así, cómo los resultados serán el producto de eso que se cosecha y se abona en un determinado periodo de tiempo.
No es posible querer resultados diferentes si lo se cambia el modelo de ejecución o si, en el peor de los casos se quieren cosas positivas con poco tiempo de haberse ejecutado.
La selecta de playa es sin dudas, el modelo a seguir, y no porque a este momento sus logros sean magnificados, pues claro está, que este último fracaso, porque en verdad lo fue, vino a cortar una racha improcedente de buenas actuaciones, mismas que nos llevaron a ser un referente a nivel mundial en el fútbol de esta categoría.
Parte de estas victorias tienen que ver porque se siguieron lineas de trabajo claras y consecuentes a la idea que se intentaba desarrollar partiendo desde cero, desde no tener nada en concreto y comenzar a cimentar una base sobre la cual levantar la estructura que tenemos hoy.
La materia prima, el recurso humano se fortaleció y se empapó de aptitudes, mismas que hicieron más grandes las virtudes técnicas de los jugadores que dieron inicio a esta hermosa aventura. Con esto queda algo bien claro escrito sobre la arena, y es que, aún no teniendo los recursos de todo tipo la Selecta de Playa fue un proyecto sólido al cual se le buscaron las herramientas para pulir la materia prima, fortalecer las virtudes y minimizar las debilidades que de antemano se sabía podían existir.
Ahora, la cuestión no debería ser preguntarse si vale la pena seguir potenciando este deporte porque se perdió en la antesala de un mundial, si no que debería ser el buscar un plan de mejora para volver al sitio ya de por si, ganado. La inestabilidad es la prima cercana de los fracasos y la motivación van de la mano a la hora de decidir y pelear por un objetivo, por ello, estos elementos no deberían ser piedras de tropiezo para algo en lo que somos muy, muy buenos.
Ojalá y las cosas lleguen a buen puerto, no deberíamos perder el rumbo sobre algo que nos ha devuelto la identidad y la sensación de saber que tenemos potencial para llegar a ser campeones del mundo en esta categoría. Ojalá y los que dirigen nuestro fútbol se den cuenta que el proyecto playero tiene ejes fundamentales que podrían ser parte de una estructura global en el manejo de las selecciones y que cada una de ellas, con sus mas y sus menos son el origen de un bien camino.
