En tiempos de la era digital, en donde aquel que no está al día con la tecnología de punta, simplemente no está en sintonía ni con la actualidad ni muy probablemente con la vida misma que transcurre a su alrededor. En la actualidad, es casi imposible, por llenarme la boca de perfección, que alguien pueda siquiera equivocarse a la hora de encontrar el himno de cada país, donde no solo existe un audio original que incluso, podría requerirse a las delegaciones de cada país, sino que, también existen en la red miles de recursos para obtener la información que se requiere.
Quizá, de todo, lo peor de las cosas es, que este tipo de sucesos ocurran en un país de “primer mundo” donde la organización, logística y recursos tecnológicos no solo superan a los “tercermundistas” -como nos llaman a nosotros- si no que, son de fácil y rápido acceso, mucho más que en el resto de países.
Y es que, por muchas disculpas que los organizadores pidan, un evento de tal magnitud, visto por miles de personas alrededor del mundo no solo es una falta de respeto hacia los televidentes, sino, además, para los casi 3 o más millones de salvadoreños residentes en los Estados Unidos, y para nuestro país mismo. Vergonzoso.