Cada quien es responsable de sus actos y quizá en algunos casos la sanción respecto de la falta resulta ser coherente y razonable, en otras ocasiones, es excesiva y desproporcionada. También se debe hacer especial mención que un ente rector tampoco puede ejemplificar mediante una sanción arbitraria y poco equitativa en razón de la regla violentada o de la conducta ilegal, si es el caso.
El huracán que ha levantado el Caso Álvaro Lizama trae a cuenta un poco de cada supuesto hecho en el texto anterior, tanto por lo desmedida de la sanción como por la arbitrariedad y mal uso de la autoridad hecha por la FESFUT. Para valorar una sanción no sólo se debe ver el hecho cometido, sino también el dolo y la premeditación, o en su caso, un justificante como una agresión previa. Las palabras entre el jugador aguilucho y el asistente técnico de la sub-20 Giovanni Trigueros, trae tras de si una larga falta de coherencias y malas prácticas que viene al caso relacionar.
En primer lugar, mal por parte del jugador, el sentirse “tocado” por haber sido sustituido en el encuentro tras el cual se originó esta ola de declaraciones entre todas las partes. Es cierto, a todo jugador le puede molestar ser sustituído con poco tiempo de juego en la cancha, pero existen formas y medios para transmitir esas molestias, ya sea al cuerpo técnico o en su defecto, incluso, trabajar mucho más en mejorar el rendimiento, pero más que todo en actitud, y me refiero a ésto último, pues, el vertir en redes sociales su molestia y levantar polvo con un tuit publicado en el que tildaba de “bolo” a Trigueros no sólo demuestra su rabia por la sanción impuesta, sino que, además, llega a destiempo cuando existen formas para transmitir las sensaciones al ente adecuado. En todo caso, yo mismo alabé sus palabras en contra del asistente técnico, de quien se supo a través de los medios, también había insultado al jugador Lizama, pero en todo caso, creo que no es la forma correcta de solucionar los conflictos.
Ahora bien, con respecto a la FESFUT, resulta irónico que a jugadores que participaron en algo mucho más grave como la venta de partidos -y no quiero decir que una falta de respeto como la de Lizama a Trigueros sea menos grave- se les haya castigado con menor tiempo, y otros en cambio, incluso ya están jugando de vuelta en primera división, y algunos medios han pedido su regreso a la Selección Nacional. Me parce incoherente y a la vez una desproporcionalidad en cuanto a la aplicación del criterio de sanción, pero ésto solo viene a abonar más a la incomprensible forma de manejar el fútbol, en el que un día se castiga a unos con 6 meses y a otros con 3 años para no estar en una Selección.
No digo que el jugador no merezca una sanción, pero tampoco se puede sancionar arbitrariamente de esa forma, sobre todo porque de alguna forma se violenta el principio procesal de la proporcionalidad que debe existir en cuanto al acto cometido y la sanción aplicada.
Apoyo la decisión de Águila de pedir la revisión de la medida y no porque sea aguilucho, sino porque la ley es igual y equitativa para todos, pero no se puede aplicar hoy de una forma la norma y mañana de otra sólo porque si, o porque yo mando aquí. No sólo es irracional, sino también incomprensible la forma de administrar justicia por falte de la FESFUT