TEHABLODEFUTBOL.COM/ Un bache, un declive o una caída. Aún no sabemos cuál será el desenlace de esta temporada para el Barcelona tras quedarse sin Champions y ahora, al ver cómo se escapa la ventaja de puntos en la Liga.
El Valencia, sumido en la medianía de la tabla y tras haber superado un agujero en la irregular temporada, llegó al Camp Nou recordando a los viejos fantasmas, aquellos que con Claudio López como punta de lanza, danzaba en Barcelona y en Mestalla como si un viaje por las nubes se trataba. Hoy, los peores recuerdos saltaron a la luz con esta derrota que deja muy tocado al Barca – si es que la eliminación de Champions no lo consiguió-.
Nuevamente se vio un equipo cansado, sin hambre y desconectado, en un once en el que Iniesta y Mascherano dieron la nota más alta, pero que no alcanza para mantener el barco a flote, y sumado a esto, o más bien restando al rendimiento, la delantera que no encuentra su sitio, y aunque Messi sumó su gol 500, de poco y nada sirvió, tan sólo para mantener viva la esperanza de conseguir el empate durante el encuentro.
Los de Luis Enrique transitan en una especie de víacrucis en el que los resultados no se conjugan con su rendimiento, y es que, si en algún momento se ganó jugando a medio gas y con más dudas que respuestas, ahora ni siquiera se llega a eso, la sensación de derrotismo y que el tren de la liga se escapa hace énfasis tras cada jornada que se va disputando.
No se puede negar que ahora lo intentaron y tuvieron enormes chances de conseguir el empate y quizá un poco más, pero entre los fallos propios y los aciertos defensivos rivales, el Barca se quedó sediento a la orilla del río sin posibilidad de probar una gota de agua.
La tuvo Neymar y Piqué, las más claras cuando el encuentro moría, pero increíblemente en los momentos donde la sangre debe estar fresca, los nervios hicieron su parte y dejaron sin empate –al menos- para mantener la ventaja. Ahora el Barca compartirá la punta con Atlético (76) y el Madrid que también respira cerca, un punto menos (75).
El Barca tuvo las suyas y las erró, o más bien, Diego Alves las salvó, y como el fútbol es a veces un deporte de caprichos, la pelota no entró más en la portería del Valencia, pero si lo hizo en la de Bravo, y así, como en cada vez sucede, quién más merece es el que menos recibe, y así cayó el Barca, acorralando al rival y exponiéndose en la contra, donde se salvó hasta en tres ocasiones por garrafales yerros del rival.
Queda hoy, apelar al escudo, a la mística, a la magia, a que regresen y espabilen, la liga se escapa pero el Barca, no sale de su depresión.