TEHABLODEFUTBOL.COM Águila perdió el liderato a manos de Alianza, y más que caer de la cima de la tabla, perdió el rumbo, la brújula y también la certeza que su juego iba en ascenso.
Los albos dieron un repaso en todo sentido, en el marcador, en las ganas, en llegada, pero principalmente, pusieron los pies en la tierra a un equipo que presa de su misma irregularidad se había logrado mantener en el liderato, ayudado en parte por los resultados ajenos, y aunque la distancia entre uno y otro tampoco es para dar saltos hasta el cielo, en un solo encuentro, Águila mostró las carencias que hasta este momento permanecían ocultas por los resultados.
Resulta imposible de creer que jugadas infantiles, de esas que los niños de 8 años ya intentan hacer con sus compañeros de equipo no hayan podido llevarse a cabo en el Cuscatlán por jugadores profesionales, y que, en una penosa actuación, eran incapaces de dar hasta tres pases seguidos sin perder el balón, pero el punto cumbre de la vergüenza, no pasa por la ausencia de juego, sino por la falta de dignidad propia, de liderazgo, de hegemonía de saberse líderes, pues resultaba muy difícil ver a jugadores a este nivel, andar a pie por la cancha, con pases de balón retrasados o demasiado adelantados hacia su rival y jamás a su compañero.
Águila dio un golpe bajo. Un sopapo de esos que no dejan lugar a dudas que hace falta un líder que ponga las cosas en orden, y que, ni siquiera los huevos de Valoyes para salvar lo insalvable, para poner el coraje que un jugador debe poner con esta camiseta, fue suficiente para encender el fuego en sus compañeros y que estos también se reventaran la madre defendiendo la camiseta negronaranja.
Alianza se dio un festín, y Águila aterrizó de nariz en el suelo, de una forma fea, deshonrosa y lo peor de todo, con una enorme duda en cuanto a si en verdad tienen la cabeza fría para luchar por un título, y es que, creerse que la camiseta juega dentro y fuera de la cancha, en el fútbol no solo es ridículo, sino también vulgar para los jugadores que la visten. Águila se merece más que egos, se merece jugadores que se revienten en cada partido, tal y como viene haciendo Valoyes, quizá de lejos, el único que sabe lo que se está jugando.
Ayer, vimos a un Águila perdido y un Alianza que aprovechó de meter dos puñales en forma de goles en el costado aguilucho, dos golpes que pueden enderezar el barco, o terminar de sacar a relucir lo que a este equipo le hace falta: un poquito de humildad y valorar al rival de turno. Solo así se puede salir campeón, especulando, no.