TEHABLODEFUTBOL.COM No crean amigos, para mí la Selecta siempre ha sido más que un amor, una religión, un apoyo incondicional a pesar de las derrotas y de los fracasos, y de esto ya tenemos mucho. No importa el día ni la hora ni el momento del año, o si se trata de un partido amistoso u oficial, la azul siempre me ha llamado a estar ahí poniendo la cara ante las derrotas y celebrando las victorias como si no hubiera más en este mundo.
Del amor al odio hay tan solo un paso, y la Selecta poco a poco ha logrado pasar de uno a otro extremo en cuestión de minutos.
Me decía mi padre cuando tenía yo unos 15 o 18 años menos de los que tengo hoy, que “un amor cuando no corresponde es dejarlo ir y buscar otro, hay más peces en el agua”. Si vos aplicás esto en tu vida cuando tenés entre 15 a 23 años, muy probablemente te cerrás a la idea que no es así, que el amor de tu vida es precisamente ese que no te corresponde, ese que te quiere sólo como amigo aunque vos sembrés un jardín de rosas para regalarle todos los días. Ese amor, es más bien un estado masoquista de saber que es imposible pero que somos tan necios que nos hacemos la idea que un buen día, el sol saldrá y por fin seremos correspondidos.
Con la Selecta nos pasa lo mismo, son ya casi 34 años de la clasificación al último mundial, y desde entonces, hemos tenido más penas que gloria en nuestro fútbol. El amor nuestro hacia ellos, es más bien un imposible en el que no se nos regresa nada de lo que nosotros damos. La ceguera sentimental que nos aferra a un imposible nos hace evitar ver con claridad que el camino es más resbaladizo y peligroso de lo que vemos, no es un sendero de luz y amor como nosotros quisiéramos. La dura y cruda realidad es que con esta selección no vamos a ningún lado, bueno, tal vez si, pero solo si vemos que damos vueltas en círculos año tras año y que la esperanza de que “este año si” por fin se llegue.
El masoquismo nuestro es tal, que da lo mismo que se juegue contra Guatemala, y estos tengan sobre nosotros una paternidad que nos debería dar vergüenza, que no podamos siquiera con Haití, que se nos atragante Turcas y Caicos, y que al Azteca vayamos solamente a bajarnos los pantalones y a ver el baile de turno que se presente.
Está muy cerca el “al Mundial no vamos pero a México le ganamos” que se escuchará después del balance general cuando quedemos eliminados. Probablemente no será la última vez que se escuche, como dije antes, ya tenemos 34 años de cantar la misma canción.
En fin, que el amor es ciego e irracional, pero no hay hombre que soporte tanto desprecio por un amor no correspondido, ¿o sí?
En mi defensa debo decir que después de tantos golpes que me dio la vida, aprendí que un amor imposible es mejor no obligarlo y dejarlo ir, si regresa pues, haz la prueba, pero no es seguro que sea lo que vos realmente creíste que sería.
Con la Selecta me pasa igual, son tantas las decepciones que ya tengo la cara curtida de decirme: “bueno, la próxima vez será”. Pero no es así! Y ya van años de este cuento chino.
Amor o masoquismo, eso se los dejo de tarea, pues bien se dice que el “encule” es pasajero y el amor es incondicional, pero lo que no se puede hacer es seguir poniendo la cara para recibir los golpes que día con día recibimos, por culpa de un amor que no pone nada de su parte.