TEHABLODEFUTBOL.COM Como todo en este país, los últimos con voz y voto somos el pueblo, o en nuestro caso, los aficionados. Da lo mismo si creamos que comprar una categoría sea un negocio redondo o ruinoso, o si nos gusta o no la nueva vestimenta o si el nombre fraccionado o fusionado es atractivo o una total ridiculez. Lo que importa es que se haga lo los directivos digan.
La compra de la categoría de Luis Angel Firpo a Juventud Independiente, ha devenido en una rueda de caballito, hasta este momento, más con forma de circo que con cabeza fría y coherente. Creo que a ninguno de los aficionados del equipo manudo le preguntaron si estaba o no de acuerdo con que compraran la categoría a medio año, y que, como consecuencia de esto, no pudieran denominarse como Luis Angel Firpo, sino que, mantendrían su papelería y organización como Juventud Independiente, y en el peor de los casos, si quedase campeón, la estrella no sumaría en el palmarés pampero de antaño, sino que, quedaría reflejado en los títulos del por ahora, ya extinto cuadro de Opico.
¿Seriedad en nuestro fútbol? Quizá para algunas cosas si, pero para otras tantas no. Y en el caso de la compra de esta categoría en particular, probablemente, la necedad, más que necesidad, de subir a primera división por la fuerza, generó un caos a nivel organizativo y administrativo para la dirigencia del Firpo, a quienes les costará mantener en todo caso, la aceptación y apoyo de gran parte de sus aficionados, como consecuencia de una mala gestión, en el momento equivocado y con prisas.
Dicen que “las prisas son malas consejeras”, quizás el Firpo está a las puertas de comprobarlo, quizás no. Pero una decisión tomada en la forma en que se ha hecho, y en el momento, quizá no fue la adecuada, más por una cuestión de uso de nombre, de ubicación geográfica o en su último paso, de las consecuencias que traería consigo en caso que se plantearan ciertas las hipótesis puestas en el segundo párrafo de este artículo.
Llama la atención el comunicado de la Furia Pampera, a quienes no les ha caído en gracia este circo que han montado con el nombre del equipo, y se entiende. Dicen que en la vida podes cambiar de mujer y de amigos, pero no de equipo, y la identidad del verdadero Luis Angel Firpo estaría hasta cierto punto, en tela de juicio, pues, para ellos en particular, el verdadero equipo, el suyo, el propio, el que ellos de verdad aman, es el de segunda división y no el que compró la categoría y tendrá que usar el nombre de otro para jugar en una liga para la que no han hecho méritos en la cancha.
Y esto va así, como nuestro fútbol, dando patadas de ahogado, y con decisiones para tapar hoyos a esperas que se abra uno nuevo, y así, en el que los aficionados, no tiene decisión y finalmente son quienes pagan la entrada al estadio.