El círculo vicioso de la corrupción en la FIFA, sigue salpicando a nuestro fútbol, al que tampoco le asiste la buena voluntad ni la salida al final del túnel después de uno de los capítulos más nefastos de la historia de nuestro más amado deporte: los amaños.
El informe del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, hace mención a exfederativos de la FESFUT y presume de otro de la actual junta, a quienes se les atribuye el haber aceptado sobornos y compra de voluntades.
Estos señalamientos, vienen a seguir empañando lo poco bueno que había, y es que, al margen de lo deportivo, nuestra maltrecha imagen a nivel internacional presume que nuestro retraso en materia deportiva viene incluso menoscabando a las voluntades de quienes de alguna forma han intentado hacer algo diferente por cambiar y mejorar las estructuras del deporte del balón.
Hoy se habla más de corrupción, de sobornos, y de cualquier otra cosa que no sea el fútbol, ha quedado a un lado la emoción por las semifinales del Apertura, por citar un ejemplo de lo que se nos viene esta semana, por perseguir a corruptos que han intentado vanagloriarse del deporte, y no precisamente siendo figuras en un terreno de juego, sino que, en los despachos, en las sombras o tal vez en algún hotel dentro o fuera de nuestras fronteras.
Mientras no haya una prueba en concreto es difícil señalar culpables, pero las investigaciones determinarán lo que tenga que venir, pero mientras tanto, el fútbol salvadoreño continúa en el círculo vicioso, ese que no parece tener fin. Los amaños destaparon una olla de presión con agua sucia y podrida de jugadores que vendieron el honor de un país, y por si fuera poco, los directivos, o algunos de ellos, también hicieron su agosto con estos sobornos.
¿Hasta dónde llegaremos? No lo sabemos. Lo que si es cierto es que vamos en una novela que no parece tener fin, o al menos no uno bueno, y esto quizá es solo el comienzo, de algo que sospechábamos pero que nadie se había atrevido investigar o a denunciar.
La rueda de caballito sigue girando y allá bien al fondo de todo nuestro fútbol sigue en las penumbras.
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