Águila logró una importantísima victoria como visitante, en la ida de los cuartos de final ante Pasaquina, rival complicado, y a quien no había podido vencer en la fase regular del torneo.
Con dos empates previos, el conjunto emplumado encaró este compromiso con la obligación de conseguir una victoria, por su posición en la tabla, porque fue segundo, porque demostró mejores condiciones y porque la camiseta simplemente, así lo exige.
Pasaquina, en cambio, lo afrontaba con la obligación de ganar en casa, por lo que implica en el duelo directo una victoria como local y no especular con empates o dejar la definición de la serie para el encuentro de vuelta.
La serie, de entrada decantada a favor de Águila en caso de empate, queda para vista de sentencia en el Barraza, ya que con la ventaja, mínima, pero ventaja al fin y al cabo, obliga a que Pasaquina, para clasificar, deba conseguir una renta de dos goles de diferencia y esperar y luchar que Águila no anote ninguno para acceder a la siguiente fase.
Águila afrontará el duelo de vuelta, sabedor que debe evitar desconcentraciones y excesos de confianza por el resultado de la ida ya que frente a sí tendrá a un rival que le complicó la vida en el torneo y que, ahora, a pesar de ser una diferencia corta, Pasaquina ha demostrado que sus intenciones por ser protagonista y llegar lo más lejos posible en la competición.
El gol de Nicolás, el que nunca falla, deja a Águila en una posición cómoda, sin ser ventajista, pero que le obligará a buscar el resultado en la vuelta para evitar mayores sorpresas.
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