En su primer aniversario como jugador azulgrana, Luis Suárez anotó un triplete de goles para empujar al campeón a una victoria ante el Eibar que pegó primero en el marcador.
Las individualidades siguen atenuando la falta de fútbol que por momentos parece dejar huérfano a este Barca en la segunda temporada de Luis Enrique en el banquillo azulgrana.
Muy por encima del factor equipo, los jugadores que lidera el asturiano siguen poniendo galones en la mesa para demostrar que cuando el bloque falla, la luz particular de cada uno sirve para destrabar esos encuentros en los que falta algo más para agenciarse una victoria.
El 0-1 inicial del Eibar lo remontó el Barca, con goles y con la efectividad del uruguayo, que a falta del argentino, siguen intercambiando la dirección de los reflectores con el brasileño Neymar.
El alma del equipo hace falta y éste lo nota. El Barca sin Messi sigue mostrándose con una revolución menor, con menos fútbol y con menos empuje, pero todo ello lo ha venido solucionando con la cuenta goleadora de los otros cracks que también se ponen el traje de obreros y se echan el equipo al hombro para sacarlo del atascadero.
El gol visitante, llegó como consecuencia de un error de Bartra en complicidad con MAscherano, y que, con dos asistencias de oro de Neymar para Suárez, terminaron de completar la remontada y poner las cosas en su lugar con el 3-1 final.
Al Barca le falta frescura, y es un equipo demasiado tambaleante en sus líneas, donde en defensa sigue mostrándose débil y en el mediocampo no ofrece las garantías de otras temporadas, mientras, adelante, el gran ausente Messi, es sustituido en los roles salvadores de Suárez o Neymar. Mientras el argentino regresa, los otros dos sudamericanos junto a Bravo, mantienen en lo alto al azulgrana a esperas del gran clásico español que está más cerca que lejos.
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