Partido trabado y victoria trabajada. El Barcelona tuvo paciencia para destrabar un partido que parecía encaminado a un querer y no poder y en el que del sufrimiento se pasó a la calma de un tiempo a otro.
Tras la agonía y la incertidumbre de la primera mitad, sin más sufrimiento que el de querer anotar un gol pero sin encontrar el camino, los de Luis Enrique encontraron petróleo en su visita al BATE con una magistral lectura de espacios del brasileño Neymar, quien encandiló la victoria con dos asistencias milimétricas y tan sólo al alcance de un jugador de equipo.
De ser un jugador desequilibrante y poseedor del balón, pasó a ser asistidor, donde Rakitic fue su principal aliado y el único que entendió que ante la iluminación de los focos sobre el brasileño, lo mejor era abrir espacios y encontrar los pasadizos en una defensa que durante la primera mitad fue capaz de mantener al margen al ataque azulgrana.
Neymar sigue su camino, fiel a su estilo pero consciente que para triunfar no siempre basta con las individualidades y que el colectivo también es fuerte y eficaz cuando se encuentran los espacios y la perfecta ubicación y en el momento preciso para abrir la lata.
El BATE apremió al Barca, pero éstos, jugaron un partido serio y con lo justo y sin ser brillante o espectacular dan un paso adelante para acercarse a los cuartos de final.
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