El derbi migueleño, que llamaba a vivir un buen encuentro de fútbol, abierto y con mucha llegada, terminó siendo una oda al aburrimiento, en el que predominaron las pausas por las faltas y el buen planteamiento defensivo de ambos equipos, la buena marca y la lucha en el mediocampo, que prácticamente limitó el desarrollo a una lucha constante por el esférico y aunque si tuvo llegada para ambos equipos, se quedaron en el dique seco sin goles que festejar.
El encuentro ofreció un gran espectáculo, por lo que implicaba el derbi, porque Águila quería alcanzar el liderato y porque Dragón ha hecho un buen torneo y se ubicaba como cuarto clasificado, además del morbo que implica siempre cuando los dos vecinos y rivales se enfrentan en el Barraza.
Se esperaba que Águila saliera al ataque con dos hombres en punta, Reyes y Nicolás, lo que daban las expectativas que el encuentro sería muy abierto y con llegadas, pero también Dragón tenía lo suyo, y buscaría hacer daño con los atacantes Jackson de Oliveira y Axel López, quienes eran la punta de lanza para el equipo mitológico, pero los atacantes terminaron frustrados por el buen trabajo defensivo que mantuvo a raya a los delanteros.
Los de Correia asentaban su juego en lo que podía hacer Baires en el medio y acompañado por Santos Ortiz, pero ambos se perdían entre la buena marca de los jugadores mitológicos.
En un balón perdido, precisamente por Baires, Dragón tuvo una contra –una de sus principales armas en el encuentro- pero el intento terminó siendo repelida por la defensa aguilucha.
Águila intentaba pero no podía romper el cerrojo táctico implantado por el cuadro mitológico. Para ambos equipos era un querer y no poder.
El ingreso de Erick Villalobos auguraba un mejor planteamiento para la segunda parte, y en la primera corrida que tuvo por banda metió un centro que encontró a Nicolás quien, con su remate dirigido al ángulo obligó a Meme González a volar por los aires del Barraza para salvar a su equipo del gol en contra.
De ahí en más, el encuentro siguió su trámite, Dragón bien parado atrás y buscando el contragolpe o algún error rival y Águila intentado abrir y llegar por las bandas, pues el mediocampo era un mar de piernas que obligaba a utilizar los costados para llegar a marco rival.
El encuentro moriría como al principio, sin goles y con la insatisfacción del empate para ambos equipos, que sin dudas no dejó contento a nadie.
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