Ausencias para ambos lados, pero de los dos el que mejor provecho sacó, fue sin dudas el Sevilla, que apeló a todos los santos y a los palos para evitar un resultado muy diferente a lo que finalmente consiguió. Una renta demasiado ambiciosa para el enorme huracán que el Barcelona puso sobre el meta Sergio Rico, otrora figura del encuentro y del Sevilla.
El invento de Luis Enrique de formar un equipo basado en individualidades más que en bloque, dio resultados y muy buenos en la temporada anterior, pero a ciencia cierta, en esto del fútbol, no siempre la calidad individual responderá por sí misma a las exigencias o al enfrentar a un equipo como bloque, eso que precisamente le faltó al Barca, no solamente hoy, sino en los días precedentes donde ha tenido que sufrir de más cuando los genios de la lámpara no aparecen.
Ya en un inicio notábamos la falta de gasolina y de fuerza en las piernas para los de Lucho, que habían salido a andadas y sentadas en muchos de los encuentros de inicios de temporada, pero esta vez, no sólo fallaron en este sentido, también en las ideas y en el peor de los casos, en la endeble defensa que hizo aguas, situación que también se venía haciendo notorio últimamente.
Si ante el Bayer en Champions, apeló a la épica para remontar y ganar, ahora, los santos le dieron la espalda, además, las cosas se complican mucho más, cuando en todas las líneas no existe la cohesión ni la conexión, y cada uno debe pelear desde su trinchera cuando el agua arrecia.
Esto fue el Barca, con una desconcertante ausencia de control en las líneas. No hay recambio para Xavi, no hay magia sin Iniesta, y tampoco existe la verticalidad sin Messi. El azulgrana naufragó en la falta de fortuna y en el desacierto, fallón hasta el hartazgo.
Se podría ver el vaso medio lleno diciendo que contó con innumerables ocasiones para marcar, incluidos tres palos y que esto es suficiente para validar el rendimiento y decir que solo la mala fortuna fue el causante de este “accidente”, pero la realidad es otra.
Los síntomas se acumulan, y la falta de acierto es tan solo uno de los males, que se conjugan con el hecho que, como dije antes, no hay recambios para los ausentes, las lesiones tampoco ayudan y el banquillo no es profundo. Tampoco tiende a cambiar el panorama pensar que “ya entrarán” las ocasiones que se crean, con eso no es suficiente, tampoco se vale merecer para ganar, hay que anotar goles, el Sevilla lo hizo y con eso ganó.
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