Decía un técnico una vez, que para ganarle al Barcelona debías hacer un partido muy muy completo. Pues eso precisamente fue lo que tuvo el Celta ante el cuadro azulgrana, a quien apabulló y destruyó en una noche histórica y lo vapuleó con un 4-1 que dice mucho de la superioridad de uno en relación al otro.
Intenso y vertical, con sed de goles y con hambre de victoria, así se puede definir la magistral lección de fútbol que el Celta le propinó al Barcelona. Una cucharada de su propia medicina y un aviso a los de Luis Enrique, que la intensidad es lo que menos se puede perder en este tipo de encuentros.
Si bien, la visita a Vigo no era un dulce, el Barça se encontró con una aplanadora a quien no pudo ni siquiera tomarle el número de matrícula, pero a pesar de ser superior el Celta, queda en el punto de mira, el pobre argumento futbolístico de los azulgranas, apagados y perdidos, con más luces que sombras en el que no sobresalieron los que deberían poner la pausa, encontrarse en cada rincón del campo de juego y poner el orden en el mediocampo.
Así, naufragaron Messi, Suárez, Piqué, Iniesta, y Ter Stegen, por decir algunos nombres, quienes vivieron una de las peores noches que se le recuerdan en conjunto, falto de fútbol y de ganas, lo primero tiene cura, lo segundo, es mucho más complicado de definir la forma en que pudiese mejorarse la actitud si el grupo no lo consiente así.
El Celta fue un verdadero rayo en ataque, a quien, la defensa de cristal también le ayudó para terminar de desquebrajarse cual muñeco de trapo. El primer tanto de Nolito es un botón para reflejar la inquietante paciencia defensiva para dejar recibir el cuero y no poner mayor empeño en cubrir un remate con rosca que apenas y dio chances a Ter Stegen de rozar el balón, pero en todo caso, el esférico terminó por descansar en la red azulgrana al 26’.
El segundo tanto, de Iago Aspas, fue un fallo colosal de Piqué en el medio campo, lento e impreciso terminó siendo robado por Nolito, quien asistió a su compañero Aspas, quien veloz cual liebre por el campo definió con una vaselina formidable ante la salida del arquero. Era un 2-0 justo y merecido, y ponía la piel blanca a los azulgranas, que no tenían respuestas ni mucho menos los recursos en lo futbolístico para revertir el marcador.
Neymar era lo más rescatable e inquietante en la cancha para los azulgrana, mientras, Messi fallón e intermitente, como Suárez, que tampoco sacó los galones.
Un tiro de esquina rechazado por el arquero local, terminó con una contra que resolvió Aspas, con un sombrero majestuoso sobre Alves en la media cancha, para de ahí partir en velocidad para poner el marcador 3-0. Increíble e impensado, pero real. Se jugaba el minuto 56.
El Barça lo intentaba, pero se topó con el muro en defensa y con el arquero, Sergio, quién sacó las que tuvo que sacar para evitar un atisbo de remontada. Pero Neymar lo lograría, pero ya muy tarde en el encuentro, al 80’ recibió un balón colgado en el área en velocidad y batió por abajo del arquero local. Un 3-1 para maquillar la derrota, pero que servía para intentar acercar las distancias.
Pero el Celta tenía otros planes y la victoria prácticamente en la bolsa. Tres minutos más tarde, al 83’ Guidetti anotaría el cuarto y definitivo gol de la goleada.
El Barça se regresaba a casa sin el liderato y con una derrota a cuestas, demasiado dura, pero justa para un equipo sin ideas, partido y quebrado, sin brillo propio y sin individualidades, hoy hasta en ese aspecto el Barça se quedó dormido.
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