Argentina tuvo que sudar para sacarle el empate a México, a quien a pesar de tener mayor tiempo la posesión del esférico, no tuvo la pólvora necesaria ni la dirección adecuada para no sufrir tanto y llevarse un mejor botín del AT&T Stadium, donde los 82,559 aficionados se dieron un verdadero espectáculo por el nivel de juego que mostraron ambas selecciones.
El encuentro dejó serias lecciones para Martino y Argentina, flojera en la zona baja, y descontrol en el mediocampo, a pesar que Banega fue uno de los mejores en la albiceleste, ni su esfuerzo ni la chispa a cuentagotas de Messi o la necedad de Tévez o Agüero en la zona alta, rindieron lo necesario para cambiar la historia del encuentro.
México mostró que sigue siendo un rival difícil para Argentina, a quien se le atraganta en cada encuentro y ganarle tampoco es tarea sencilla. Los mexicanos tuvieron a su favor un marcador de 2-0, con el primer gol de penal tras una dudosa falta sancionada dentro del área sobre Javier Hernández, que él mismo se encargó de hacerse justicia.
A Argentina le faltaba la última jugada, la definición, llegaba y tocaba a puerta pero los remates hacia las gradas o desviadas eran infructuosos. En esas estaban cuando Héctor Herrera aprovechó un balón frente al arco para poner el 2-0 y un marcador justo por lo hecho por los mexicanos que aprovecharon mejor las que tuvieron.
Agüero, recién ingresado descontó tras un buen pase de Messi para poner el 2-1, y de ahí en adelante Argentina se comió a México. Azotó cual vendaval sobre la portería mexicana hasta que consiguió la remontada.
Messi bajó el balón con el pecho adentro del área y sin que tocara tierra disparó de zurda para poner el empate 2-2 y Argentina respiraba cuando pudo haber muerto ahogado sin posibilidad y con una dolorosa derrota.
Al final hubo reparto de puntos en el que Argentina salió más contenta que México, por la ventaja inicial en el marcador que pudo haber sido incluso mayor.
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