El cuadro chalateco está confirmando que la falta de gol le pasa factura en demasía durante sus encuentros, y es que, ni mal fútbol hacen para decir que es ese el principal motivo de sus derrotas, sino que, la nula efectividad contrarresta en gran medida lo bien que se plantan ante sus rivales.
Esta tarde, ante Juventud Independiente, se vivió un encuentro con el cuchillo entre los dientes para ambos lados. En el primer momento, parecía que a los de Opico les costaba poder manejar el balón, también, la salida era complicada ya que los visitantes presionaban bien arriba y no dejaban opción que el balón largo buscando estirar la cancha por las bandas.
Así, en esos compases, poco a poco los locales se asentaron en la cancha y lograron llevar la batuta del encuentro, no sin antes sufrir los acosos del rival, que tampoco llegó a echarse atrás a defenderse.
Es bien sabido que al Juventud le gusta jugar con el balón al pie, a ras de piso y buscando estructurar bien sus jugadas. Así las cosas, el arqueológico dio un paso al frente y manejó el esférico, llegó con peligro pero le faltaba el gol. Ese que encontró casi completada la media hora, tras un desborde desde la derecha, un centro como con la mano encontró la cabeza de Viveros, que antes se había anticipado a la marca de Messías para enviar el balón a la red.
Con el gol Juventud dio todavía un paso más hacia el frente, pero el Chalate comenzó a meter la pierna fuerta. El encuentro perdió emoción y fluidez ya que las constantes faltas hicieron imposible que el trámite del encuentro siguiera su curso.
La segunda mitad cambió un poco en los papeles. Chalate adelantó las líneas y comenzó a morder en la media y adelante al Juventud que vivió el acoso enorme de la visita, lo encerró en su campo, y en la transición en la frontal, parecía que la visita lograría emparejar las acciones, pero al mismo tiempo, el Juventud lograba salir en contragolpe para poner en aprietos a la zaga chalateca.
Lo pasaba mal el local, pues, el aluvión incesante de la visita presagiaba que el empate estaba cerca, pero la realidad fue otra. Juventud anotó el segundo gol precisamente cuando más atacaba el Chalate. Una asistencia de José Barahona, dejaría en un mano a mano a Iván Barahona, quien con mucha categoría definió por abajo ante la salida del meta rival para poner el 2-0.
Llegó la calma para los de Opico y se tensó la cuerda entre la afición y su técnico y los jugadores, quienes comenzar a recriminarle a Sarulyte por los malos resultados y porque el equipo sigue sin dar la talla -según ellos- en la primera división.
Así, Juventud Independiente confirmaría su mejora, mientras, Chalatenango sigue sin encontrar el camino del gol y mucho menos el de la victoria.
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