Difícil y trabajado. Así se planteó el encuentro que Águila sostuvo con la UES, equipo que en la previa presagiaba ser un rival menos complicado de lo que finalmente fue en el Barraza para el conjunto emplumado.
En el fútbol nadie te regala nada, y esto Águila debería tenerlo presente a partir de hoy. Que la UES solo haya sumado un punto no significaba que sería un pan comido en su visita a San Miguel, contrario a ésto, llegó con la clara convicción de buscar los puntos, algo que no era del todo descabellado si se tiene en cuenta que en los últimos enfrentamientos, la paridad entre ambos ha sido el factor común.
Águila llegaba invicto y buscando su tercera victoria consecutiva, pero enfrente, la UES le complicó la vida al emplumado que careció de la frescura para trasladar el balón y todos sus intentos terminaban en el muro defensivo universitario, ordenado y con la vista puesta en el objetivo de no perder en la calurosa noche oriental.
Las pocas ideas del emplumado contrastaban con el cerrojo impuesto por la visita que no regalaba nada y mantuvo alejado el balón de su portería, Águila tuvo poca actividad ofensiva y esto, a nombre de plantilla termina siendo difícil de entender.
La segunda parte trajo consigo nuevos bríos para Águila. Si en el primer tiempo se quedó corto de pólvora, la segunda mitad estuvo cerca de abrir el marcador, pero nuevamente, el factor contundencia le pasó la factura al conjunto negronaranja.
Ni la entrada de Baires -aclamado por la afición en estos últimos días- fue clave para que el equipo tuviera más visión en ataque y mejor traslado del cuero, ya que también Renderos movió las piezas en el tablero y sus movimientos pusieron nuevamente el cerrojo que tanto desesperó a Águila en la primera parte.
El encuentro pintaba para un empate, pero un balón que recogió Irving Valdéz, lo puso en el ángulo y marcó el único gol del duelo, cuando el marcador parecía que no se movería más.
Águila festejó in-extremis y consiguió ponerse a la cabeza de la clasificación, con puntaje perfecto, pero con la certidumbre que en rendimiento y efectividad, aún tiene mucho trabajo por hacer.
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