Panamá se hizo acreedor de un tercer puesto, indigno y quizá injusto, si en otras condiciones hubiese llegado a meterse a la gran final de la Copa Oro.
Circunstancias aparte, la selección panameña, ha logrado llegar lejos y ser protagonista, por lo bueno y por lo malo, del torneo que se disputa perennemente en tierras norteamericanas.
La selección del “bolillo” Gómez, ha mostrado entre otras cosas, un fútbol serio y vistoso, con apertura de bandas, control y verticalidad de su juego, pero sobre todo, una solidez defensiva y en bloque que lo llevó a ser un candidato para disputar el trofeo.
Con el error ya cometido, a panameños y estadounidenses -eliminados por los jamaicanos- les tocó disputar el tercer puesto del torneo, con la sensación que Panamá podía hacer quedar cuartos a los anfitriones.
El partido fue un ir y venir, con mucho más empuje y peso por parte de los canaleros, que señalaron con el dedo las carencias individuales y colectivas que el equipo de Klinsmann maneja desde hace mucho. La ofensiva panameña fue demasiado para los estadounidesenses que tuvieron que apelar, sí o sí, nuevamente al sucesor del Capitán América, Landon Donovan. Clint Dempsey es, en ya sabidas cuentas, el eje por el que se mueven los hilos del cuadro americano. Con su entrada, su equipo mostró una mejor cara, de por si superado en grandes tramos y consiguió empatar el encuentro que se encaminaba a ser más desastroso en un primer momento ante el acoso panameño.
El alargue mostró el camino hacia los penales, y aunque los panameños contaron con las mejores y numerosas ocasiones para llevarse el encuentro sin necesidad de la ruleta rusa, fueron incapaces de traducir su dominio en goles y los penales decidieron al tercer lugar.
El suplente de Penedo -suspendido por Concacaf- Luis Mejía se convertiría en el héroe para su equipo al parar dos penales y eregirse como la figura del honroso tercer puesto, demasiado poco para Panamá pero una victoria que al fin de cuentas lo coloca como una de las selecciones que logró una mejora considerable y que gracias a la mano negra arbitral quedó privado de luchar por el gran premio.
Al final, panameños, deberían estar orgullosos por lo logrado, a pesar de los males que les aquejaron.
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