Para muchos, guardar las distancias respecto de si la Copa Oro será el termómetro que medirá la continuidad o no de Albert Roca a cargo de la Selección Nacional, es una cuestión de secretismos y desvirtuaciones de rumores que corren por todos lados y que gritan a todas voces que en caso de caer tempranamente o ni siquiera llegar a cuartos, será la sentencia y virtual despido para el técnico español.
Para otros, está más que claro que Roca tiene los días contados como entrenador nacional, por mucha ratificación y apoyo que reciba de parte de los mismos federativos. Y no es que se quiera que la Selección fracase para que coja sus maletas y tome el primer vuelo rumbo a su tierra natal, no. La realidad es que todos deseamos que la Selecta gane, que haga un buen papel y llegue lo más lejos posible en el torneo de Oro que se disputará en suelo estadounidense, pero siendo objetivos y claros, el futuro se pinta más oscuro que claro.
El grupo que nos tocó conformar, a cara de perro, nos enfrenta a rivales que históricamente se nos atragantan y que quiérase o no, han hecho mucho mejor las cosas que nosotros a la hora de encarar torneos a nivel selección.
Canadá, Costa Rica o Jamaica, son potencias en la zona y aunado a esto, la inexperiencia del grupo, al que, el mismo Roca hace referencia en incontables ocasiones, presupone un reto más complicado de lo que a simple vista se podría dilucidar.
Que la Copa Oro será el máximo punto de evaluación para Roca, lo saben hasta en España, y faltaría más que se encarguen de querer negarnos que esto es un hecho improbable y que, de caer en las primeras de cambio, el crédito hacia el técnico seguirá con un término de gracia y mucho más apoyo para seguir el proceso que llevamos año tras año viendo fracasar.
Mientras tanto, veamos qué nos depara la Copa y que la selección lo haga lo mejor posible, eso, por el bien de nuestro fútbol.
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