Que el marcador no nos engañe. Fue una goleada en toda regla, pero ni el resultado es fiel a lo vivido durante los 90 minutos en los que la Selecta tuvo que sudar más de lo imaginado para vencer a San Cristóbal y Nieves en el partido de vuelta.
Los de Roca, sabedores de la obligación de ganar en casa para dejar a un lado los fantasmas del encuentro jugado en Basseterre, inició el encuentro tocando a puerta, misma que se abrió al tercer minuto de juego con un derechazo en forma de misil de Darwin Cerén. Era la ventaja y victoria parcial, inicio soñado, resultado trabajado. Los de Roca hacían buenos los malos pronósticos vertidos gracias a la pésima imagen mostrada en la ida.
Si alguien esperaba una retahíla de goles después de haberse marcado el primero, estaba equivocado. Más que conseguir ampliar la ventaja, quien dio dos pasos al frente fueron los caribeños, ante el increíble retroceso de los salvadoreños. Pareciera que la Selecta quedó acostumbrada a defenderse ante los rivales grandes que enfrentó en amistosos para evitar ser goleado y ante una selección que dio ventajas y bondades para encontrar los espacios y ser más ofensivos, simplemente retrocedió las líneas y se puso por si misma contra la portería de Derbi Carrillo.
Cuando peor lo pasaba la Selecta, a punto estuvo de transformar el mal lapsus por una ventaja inesperada, pero entre las urgencias y la desesperación de verse acorralado, los locales tampoco encontraron la llave y desperdiciaron hasta tres ocasiones para ampliar la pizarra.
El encuentro entraría en relativa calma cuando al 54, un cabezazo de Molina dejó desfilando el balón sobre la línea final para que Bonilla la empujara a placer y ampliara el tanteador. Arturo Alvarez marcaría el tercero de la selección después de fallar un penal pero empujando el rebote hacia el fondo de la red. Era el marcador que definía la eliminatoria y la clasificación para la Selecta.
Pero la irregularidad de este grupo es latente. San Cristóbal encontraría el descuento. Un cabezazo de Harris pondría el descuento cuando aún faltaba un largo tramo de 20 minutos.
Los visitantes se desordenaron y no pudieron con los nervios, el descontrol era notorio, reclamaron cada jugada a favor o en contra y desvariaron sin poner la cabeza fría para buscar un gol más. La Selecta aprovechó el momento y la desazón para marcar el cuarto y definitivo gol de la eliminatoria. Bonilla anotaría tras un centro de Punyed para sellar la victoria, el boleto y poner fin -de momento- a la desconfianza surgida por el mal juego mostrado en toda la eliminatoria.
La Selecta así, sigue en lucha y clasifica a la siguiente fase, donde espera por un rival para definir su futuro en esta eliminatoria.