El Deportivo de La Coruña obró el milagro en el Camp Nou y seguirá en la Liga BBVA, después de un partido agónico para los deportivistas y festivo para los azulgrana, que celebraron el título de Liga y despidieron a uno de los mitos, Xavi Hernández, que dijo adiós al Camp Nou tras 17 años.
El Depor empató el partido en el minuto 75 gracias a un tanto de Salomao (2-2), que desató la alegría en el deportivismo, que después de haber visto lo visto antes del tanto no daba ni un duro por la hombrada de los suyos, ya que estuvieron completamente sometidos al Barcelona, que llegó a dominar el tanteador por 2-0.
El Barcelona se encontró con un Deportivo triste, que daba por bueno el empate pero que ya en el minuto 4 vio cómo se le desmontó el argumento que había hecho que los de Víctor Sánchez se echasen atrás para evitar que el rival les hiciese un siete.
Ni con el gol en contra el Depor despertó, al contrario, se agazapó aún más junto al área de Fabricio, para evitar una goleada y dar casi por perdida la categoría esperando que cayese una acción fortuita que les acercase al la meta de Jordi Masip para dar la campanada.
Antes de que el milagro del Deportivo se consumase, el Barcelona fue el dueño del partido, con un dominio insultante del balón, moviéndolo a placer de lado a lado, buscando el espacio para hacer daño e impedir que el conjunto gallego armase ni un sólo contragolpe.
Al tener las líneas tan juntas y tan enganchadas al área grande, era casi imposible que el Deportivo pudiese tener alguna opción, ya que en las pocas pérdidas del Barcelona, rápidamente el equipo de Luis Enrique recuperaba el balón, y ni tampoco ningún jugador deportivista se encontraba en la zona avanzada para recibir el esférico e internar alguna aventura hacia la portería barcelonista.
En este marco, al Barça le fue sumamente fácil controlar el partido, que ya encaró en el minuto 4, cuando la nueva versión azulgrana de equipo de contragolpe sacó la máxima eficacia en una jugada en solitario de Messi, que envió a Mathiey, éste cambió de banda la pelota y Rafinha la puso en la cabeza del argentino para que inaugurase el tanteador. Nueve minutos después, le fue anulado un nuevo gol a Messi, cuando se encontraba en posición correcta.
Un Deportivo absorto, hundido y sin ideas se entregaba a un Barça que sin apretar mucho tuvo a su rival sometido todo el tiempo que quiso, y solo la falta de ambición impidió que la meta de Fabricio pasase por más apuros.
El guardameta deportivista estuvo excelente en dos acciones seguidas, en que Messi le buscó en una rosca y en el rechace Pedro tampoco tuvo el acierto de batirle. En una chilena de Neymar, Fabricio respondió también con seguridad.
Ya en el tiempo de añadido -crono ampliado por la lesión de Canella-, Cavaleiro desvió demasiado el balón en un centro, en la aproximación con más intención que trazó el Deportivo en la primera parte.
El Deportivo se estiró un poco en la segunda y las aproximaciones en el campo del Barça fueron más frecuentes, incluso en las inmediaciones del área del Masip.
El partido parecía quedar sentenciado en el 60, cuando en un contragolpe Neymar llegó hasta el punto de penalti y ante la salida de Fabricio le cedió el balón a Messi para que rematase la faena (2-0).
El Depor ya sí que parecía entrar en el desguace y con los dos pies en segunda, pero el tono bajo del Barça, que no se jugaba nada permitió que su rival sin nada que perder se dejase ir, y en el 67, un centro del Borges acabó con el balón rebotado y en los pies de Lucas, que a la media vuelta marcó un golazo (2-1).
El tanto fue un halo de aire fresco en un Depor al que se le encendieron de golpe las luces. Fue entonces cuando el grupo de Víctor Sánchez creyó que algo bueno podía pasar si daba un paso al frente.
Fue en el 75, después de que en el minuto 70 Medunjanin enviase un balón al travesaño, y de que Neymar y Xavi fallasen el tercero, que una falta en la frontal por una mano de Mathieu propiciase tres disparos seguidos, el último letal, en el que Salomao batió a Masip (2-2) e hiciese estallar de alegría a la nutrida parroquia deportivista que estaba instalada en el tercer graderío.
A partir de entonces, el Depor vivió una agonía, incluidos los cinco minutos de añadido, en los que sacó todo el repertorio que le quedó para perder todo el tiempo posible, mientras que el Barcelona se lo miró sin mucho estrés. (EFE)