Hace un par de años, el destino del fútbol quiso que Barcelona y Bayern se jugaran el boleto a la final en una semifinal que se tiñó color azulgrana alemán, y que, no sólo lograron sellar con superioridad su clasificación, sino que, además, dejó en entredicho y a punto de morir el tiki-taka que llevó a la gloria al Barcelona.
Ahora, el destino quiso que nuevamente estos dos equipos volvieran a verse las caras con miras a la final de Berlín, con circunstancias similares para uno y para otro pero a la inversa respecto de los enfrentamientos del 2012. Ahora, el diezmado era el Bayern, mientras, el Barça se presentaba como un endiablado rival, veloz y contundente, pero eso, finalmente estaba escrito en los papeles. La realidad decía que el cuadro alemán debía marcar cuatro tantos para tener posibilidades de disputar una nueva final.
Si algo tienen los alemanes es la marca luchadora impregnada en la frente, ni fue un simple trámite ni tampoco un camino de rosas y sin peligros, como muchos auguraron, en el Allianz Arena, una caldera de por sí, el Bayern vendió cara su eliminación, privó al Barça de su primera victoria en Múnich, pero eso, finalmente, es lo menos importante al haber logrado la clasificación.
El Bayern salió a intentarlo y por pocos minutos, en los iniciales, pareció que era más posible de lo que se imaginaba. El gol de Benatia, abría las esperanzas y encendía la caldera alemana, pero la MSN liderada por Messi, con la velocidad y asistencias de Suárez y la definición de Neymar hicieron más difícil la remontada. En un despliegue de velocidad, Messi vio la carrera de Suárez y abrió una autopista hacia Neuer, que a pesar de la estirada, no pudo evitar el remate de Neymar para el empate transitorio.
Si hablamos de porteros, Ter Stegen se graduó en Múnich, a pesar que sus compañeros después no estuvieron a la altura y rebajaron el nivel de su propia exigencia, el arquero alemán se convirtió en figura, al sacar tres goles cantados y evitar que la noche fuera mucho más larga y la posibilidad real de una remontada.
Messi volvería a participar del segundo gol. Peinó un balón alto para que Suárez se plantara sólo ante Neuer, y nuevamente asistir a Neymar quien, con un remate a palo derecho ponía el 1-2. Si ya marcar cuatro tantos era difícil, hacer cinco si que era una misión casi imposible, a sabiendas que al abrir los espacios, en la contra el Barça se encontraba como pez en el agua.
Si en la primera mitad, el Barça dio luces de su potencial y claridad de ideas, para la segunda parte, sembró dudas y preguntas sin respuestas. El nivel bajó y entonces, entre Lewandowsky y Müller le dieron a la afición presente una victoria llena de orgullo. A pesar de las arengas de Luis Enrique a sus jugadores, únicamente se limitaron a manejar el marcador, aprovechar una contra y liquidar, pero eso no se dio, como tampoco la primera victoria del Barcelona en Múnich.
Seguirá el Barça sin ganar, pero se lleva consigo un boleto hacia la gran final. Esa que se le ha venido negando desde 4 años. 2011 el último antecedente y por ahora, espera rival para intentar conseguir la quinta orejona de su historia.
