Rivales de por sí conocidos, y en el camino quedaron 8 derbis, mismo número de no ver victorias para el Real Madrid ante el colchonero, “el rival indigno”, el que no servía para los derbis madrileños, pero que por una buena temporada mantuvo al merengue alejado de su tradición, esa que decía que el conjunto blanco solo iba a traer los puntos, donde fuera que se jugara.
Mucho han cambiado Real Madrid y Atleti en los últimos años, el primero campeón vigente y el segundo el sub-campeón, ahora eliminado gracias a un solitario gol de Javier Hernández, el dueño del banquillo que se vistió de héroe, el que quizá la próxima temporada no vista más de blanco y regrese a Inglaterra, o navegue por otros mares, pero al final, el Madrid se lo agradece. Su gol destrabó un duro encuentro, jugado más como tabla de ajedrez que como fútbol, demasiado pobre en espectáculo, indigno de un encuentro de Champions, pero disputado como tal.
Sin ser vistoso, ni uno ni el otro, el boleto a semifinales le quedó al Real Madrid, de los dos el que más propuso y el que más lo buscó, en la ida y en la vuelta. El Calderón se quedó helado, y aunque por ráfagas lo intentó y mantuvo contra la pared al Real Madrid, finalmente, los de Ancelotti trabajaron mejor el encuentro y recibieron su premio.
El Atleti, en cambio, pagó demasiado cara su especulación, y en la vuelta se desesperó, y es que para esto el fútbol no premia, para los que arriesgan sí. El Real arriesgó y ahora camina a semifinales en búsqueda de la gran final para revalidar su título de campeón. Javier Hernández, él, aunque sea por una noche, de héroe se vistió.
